FúTBOL
-Arrancó en la cornisa, pero le escapó a la Promoción
-Terminó siendo el que más puntos sumó de los cinco grandes
-Se le quedó atragantada, a fin de año, la Copa Libertadores
› Por Facundo Martínez
8º en el Clausura 2010 (29 puntos)
6º en el Apertura 2010 (29 puntos)
17 triunfos, 7 empates, 14 derrotas
Hay un dato insoslayable al momento de hacer una revisión de lo que fue la temporada para los denominados cinco grandes del fútbol argentino: Racing comenzó el año caminando por la cornisa, luchando codo a codo con Central para escaparles a las promociones y lo concluyó como el mejor equipo entre sus pares, sumando la mayor cantidad de puntos (58), para quedar a 27 del flamante campeón del torneo Apertura, Estudiantes (85), el que más sumó delante de Vélez, que alcanzó 70 y fue de los que terminaron el año dejando la sensación de ser un muy buen equipo.
Esta es, precisamente, la clave para entender el rendimiento de Racing en la temporada 2010. El equipo asomó en un momento difícil y logró revertir su situación hasta llegar a pelear en las últimas fechas la quinta plaza argentina para la Copa Libertadores, lo que finalmente no sucedió porque su clásico rival, Independiente, ya de la mano de Antonio Mohamed, se coronó en la Copa Sudamericana y se quedó con el cupo.
La ilusión con que Racing comenzó el año tras una contundente victoria ante Central, su rival directo, se desplomó inmediatamente con tres caídas consecutivas, ante Colón, Arsenal y Gimnasia, que obligaron al entrenador Claudio Vivas a dar un paso al costado. La llegada de Miguel Russo le dio un poco de aire pero a pesar de la victoria en el clásico ante San Lorenzo, Racing puso un pie en la zona de promoción y, para colmo, perdió de visitante el clásico de Avellaneda.
El equipo asomó recién ante Boca, cuando con Yacob y Lugüercio en un gran nivel Racing consiguió dar vuelta el marcador en la Bombonera y, de paso, salir por una fecha de la promoción. Con altibajos y la mirada puesta en la tabla de descensos, Racing atravesó casi un tercio del torneo aferrado a la idea de no perder la categoría. Incluso la goleada sufrida ante Estudiantes (4-0), en lo que fue quizá la peor actuación de Racing en este certamen, más allá del cimbronazo pareció actuar como un despertador.
Y entonces llegó la reacción. Triunfazo sobre Vélez (3-1), que ganaba pese a que jugaba con suplentes; victoria sobre los tucumanos en la continuidad del partido suspendido por diluvio; triunfo sobre Banfield en el Sola y también ante Tigre en Victoria. Un racha de cinco victorias al hilo que lo alejaron del peligro y que se completó con un triunfo ante Chacarita, después de perder en la anteúltima fecha con River, tres goles de Funes Mori, dejando su defensa una muy mala imagen.
A mitad de año, Racing había cumplido su principal objetivo. En el debe le quedaba un mayor poder ofensivo: Hauche (tres goles) no explotaba y Bieler (seis goles) no terminaba de convencer; y reducir los errores de la última línea, en la que Ayala había aportado poco y nada, jugando apenas nueve partidos.
Para la segunda parte del año la clave estuvo en los refuerzos: a Hauche, Bieler, Licht (jugó apenas cuatro partidos por torneo) y Ayala, quienes habían llegado para el Clausura, se sumaron Toranzo, Pillud, el arquero Fernández y, la sorpresa llegada desde colombia, Giovanni Moreno, quien no sólo consiguió disimular los errores del todo el equipo sino que le aportó una cuota extra de calidad, atrayendo además hacia el equipo la mirada de propios y ajenos.
Los triunfos sobre el ascendido All Boys y sobre Boca en la Bombonera invitaron a Racing otra vez a soñar. Y entonces, otra vez el derrumbe: cuatro caídas consecutivas ante San Lorenzo, Olimpo, Colón y Estudiantes, de las que recién se recuperó con una goleada frente a Lanús (4-0), un empate con Tigre y una victoria ante Huracán.
La derrota en el clásico ante Independiente preocupó sobre todo por las reacciones violentas de algunos hinchas, que fueron a increpar a los jugadores a la práctica. “El hincha tiene derecho a insultar”, justificó entonces el capitán Yacob en una conferencia de prensa que tuvo como objetivo “entrelíneas” reconciliar a los hinchas con los jugadores.
Por lo demás, Racing comenzaba a mirar los números de la tabla general y hacía sus primeras cuentas para ingresar a la Copa Libertadores, apoyado en una de sus revelaciones, el volante José Luis Fernández, quien con su nivel dejó prácticamente sin chances de jugar a Licht. Eso fue suficiente incentivo para terminar el torneo Apertura con tres triunfos, cuatro empates –con siete en total, Racing fue el equipo que menos empates obtuvo en el 2010 junto con Estudiantes– y dos caídas, la última frente a Vélez, que luchaba por el título. Para entonces Independiente, flamante campeón de la Sudamericana, ya le había arrebatado el sueño de ingresar a la Libertadores.
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