FúTBOL › VéLEZ FUE CLARAMENTE SUPERIOR A GIMNASIA Y SIGUE LIDERANDO EL CLAUSURA
Con elegancia, buen gusto y precisión, el equipo de Gareca, que esta semana juega semifinales de la Copa Libertadores, superó al conjunto platense en todos los planos posibles. Aunque el marcador terminó 2-0, el triunfo se festejó como una goleada.
› Por Daniel Guiñazú
Sólo en el marcador Vélez estuvo dos goles arriba de Gimnasia. En el juego, fue goleada. Las diferencias entre el puntero del campeonato y semifinalista de la Copa y el penúltimo equipo de la tabla de los promedios quedaron subrayadas con trazo grueso. Tanto que casi no hubo partido ayer en Liniers si por partido se entiende una exposición de fuerzas parejas.
Hubo largos ratos en los que Vélez movió la pelota por la cancha con elegancia, buen gusto y precisión. Y Gimnasia corrió detrás de ella sin poder alcanzarla. Fue tan abrumadora la superioridad en cuanto a control del balón, movilidad, elaboración de juego, convicción colectiva y confianza individual que, a esta altura de la crónica, el lector desprevenido que no vio el partido debe estar preguntándose por qué el resultado final fue 2-0 y no la goleada que tuvo que haber sido.
La respuesta es clara: en el primer tiempo, Vélez no generó situaciones en proporción a ese dominio avasallante. En el segundo, llegó un poco más. Pero se topó con algunas buenas tapadas de Mone-tti, el arquero de Gimnasia, y un par de definiciones deficientes de su parte. Antes y después, Vélez jugó solo. Y Gimnasia miró cómo lo hacía. Como si estuviera convencido de antemano que era imposible poder ganarle.
El equipo de Ricardo Gareca dejó que su fútbol fluyera por los costados, por donde Augusto Fernández por la derecha y Papa por la izquierda fueron y vinieron sin oposición. Pero no se quedó sólo en eso. También hizo circular la pelota por otros sectores. Zapata cubrió la mitad de la cancha con su despliegue y su zurda. Maxi Moralez estuvo afiladísimo en la media puntada y Silva se movió por todo el frente de ataque con su voracidad habitual. A los 25 minutos de la primera etapa, el uruguayo aportó un golazo: recibió un pase largo de Zapata y, desde afuera del área, la colocó por encima de Monetti.
A pesar del 0-1, Gimnasia siguió inconmovible en lo suyo: dos líneas de cuatro paradas en los últimos 25 metros de la cancha para aguantar lo que se viniera. La idea era evitar una goleada. Pero lo que no pudo evitar fue el baile. En el segundo tiempo, Vélez siguió generando fútbol libremente desde cada rincón de la cancha. Tuvo casi todo: toque, movilidad, salida por las bandas, riqueza conceptual, pie finísimo. Le faltó lo esencial: un gol que definiera todo cuanto antes. Monetti le sacó dos mano a mano a Augusto Fernández y mantuvo abierto el resultado.
Hasta que a nueve minutos del cierre, lo que debía pasar terminó pasando: Oliver Benítez le cometió un penal al Burrito Martínez, Moralez lo convirtió y ya no hubo manera de evitar la victoria de Vélez y la celebración alzada de su gente. Recién ahí se animó Gimnasia. Pero sólo le alcanzó para que Barovero mejorara su calificación con dos atajadas estupendas. Antes, fue testigo presencial de otra soberbia producción de Vélez. Que jugó como lo que es: el equipo del momento y el gran candidato a dar las próximas dos vueltas olímpicas, en la Argentina y en América.
Estadio: Vélez.
Arbitro: Patricio Loustau.
Goles: 25m Silva (V) y 81m Moralez de penal (V).
Cambios: 46m Castro (4) por Miloc (G), 59m Córdoba por G. Barros Schelotto (G), 67m Franco por Silva (V), 68m Neira por Capurro (G), 73m R. Alvarez por Zapata (V) y 85m Bella por Moralez (V).
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