Los nervios explican por qué en los primeros diez minutos no podían dar tres pases seguidos, por qué jugaban tan lejos de los arcos, por qué la pelota era maltratada, por qué se interrumpía cualquier insinuación del rival con una llamada falta táctica. Por qué eso a lo que jugaban resultaba un compendio de desprolijidades.

Pasados esos primeros minutos y hasta el final del primer tiempo, Olimpo consiguió un poco de serenidad, se fue asentando de a poquito y empezó a quebrar el record de tres o cuatro pases entre sus jugadores. River, no. Siguió tensionado, duro, sosteniendo con mucha gente los embates del rival, metiendo muchos pelotazos sin sentido (Acevedo se cansó de mandar la pelota hacia adelante a sectores vacíos de compañeros) y limitando sus posibilidades ofensivas a una genialidad de Lamela o algún error defensivo.

Hasta el final del primer tiempo, el equipo bahiense, con poco, sin ejercer un dominio absoluto, pero manejando mejor la pelota y los espacios, tuvo algunas posibilidades de doblegar a Carrizo.

Hay que anotar en primer lugar un tiro libre ejecutado por Rolle desde un costado, con mucha rosca, que hizo dar la pelota en la base del palo cuando el arquero de River ya estaba vencido. Hay que consignar también un disparo de media distancia de Galván que Carrizo consiguió parar en dos tiempos, otro remate de Aguirre contenido por el 1 de River y un cabezazo de Galván llegando muy libre, que motivó el fastidio de Carrizo, quien con gestos ampulosos reclamó a sus compañeros porque no habían obstaculizado el cabezazo del rival.

Tombolini sólo pasó por un momento de angustia cuando se le escapó una pelota que buscaba Caruso en el área. Antes, Lamela, en un buen intento individual, había disparado muy forzado con la derecha, rodeado de varios rivales. Muy poco para River, que no hacía un mal negocio con el cero a cero parcial.

En el segundo tiempo no cambiaron sustancialmente las cosas. Olimpo siguió jugando un poco mejor, River continuó perdido, pero casi se queda con la victoria en la última jugada del partido, cuando Pavone giró bien en el área y metió un remate que cruzó todo el arco. No hubiese sido justo, ya que el cuadro bahiense, por ambición, por vocación ofensiva y por suma de situaciones peligrosas había sido el mejor de los dos.

Las llegadas de Olimpo tuvieron varios protagonistas, las defensas de River casi exclusivamente pasaron por Carrizo, que esta vez se mostró sobrio y serio. El arquero salió muy bien para cubrirlo a Maggiolo en una entrada en profundidad y atenazó con seguridad la pelota cuando Cobo ensayó con mucha precisión y violencia de media distancia. Hubo también una aparición muy limpia de Aguirre (el mejor jugador de su equipo y de la cancha) que cabeceó por sobre la cabeza del arquero (una situación que recordó al gol de Palermo en la Bombonera) apenas desviado y hubo luego un excelente remate del mismo Aguirre que casi se cuelga en un ángulo.

Juan José López había declarado que les sentaba mal un empate. River especula con que los rivales de Olimpo (Arsenal, Newell’s y Quilmes, pero especialmente Arsenal) resulten más difíciles que los propios (Colón, Estudiantes y Lanús). Por ahora, River sigue en la Promoción y, como lo repiten a coro sus jugadores, tiene que jugar tres finales. Todos creen que zafará, pero...

Estadio: Olimpo.

Arbitro: Sergio Pezzotta.

Cambios: 74m, Longo por Castillón (O); 77m, Cirigliano por Almeyda (R); 88m, Furch por Rolle (O).