Lun 23.01.2012
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FúTBOL › SE VIENEN DOS BOCA-RIVER QUE QUEDARáN GRABADOS EN LA HISTORIA

La previa de un Superclásico inédito

Tras 336 enfrentamientos desde 1908, por primera vez se cruzarán en distinta categoría. Los de Almeyda llegan un poco más afilados. Al equipo de Falcioni se lo notó duro.

› Por Daniel Guiñazú

Desde ayer hasta el próximo domingo 29 no se hablará de otra cuestión en el fútbol argentino que no sea el Superclásico. Pasado mañana, en Resistencia, la capital de Chaco, y el domingo en el estadio Islas Malvinas Argentinas de Mendoza, Boca y River jugarán dos partidos que habrán de quedar en la historia más allá de lo que suceda en la cancha. Porque nunca, en los 336 encuentros que disputaron desde 1908 por distintas competiciones (el primer choque oficial data de 1912), los dos gigantes se enfrentaron estando en categorías diferentes.

De todos modos, es un detalle que River se halle en este momento una división por debajo de Boca. El poderío millonario es el de un equipo de Primera, más allá de que la circunstancia de su descenso siga haciendo ruido. Y no es aventurado afirmar que, por cómo han venido jugando hasta aquí los livianos torneos de verano, en principio el conjunto de Matías Almeyda llega mejor pisado que el de Julio César Falcioni a estas dos grandes topadas.

Por lo mostrado frente a Estudiantes y Racing en Mar del Plata, River tiene mejor nivel de juego y condición física que Boca. Y no es extraño que esto suceda. Porque arranca antes su participación por los puntos: el domingo 5 de febrero, por ahora en Isidro Casanova, River visitará a Almirante Brown por la última fecha de la primera rueda del campeonato de la B Nacional. En consecuencia, la puesta a punto millonaria está más adelantada, y por eso hay más soltura en los movimientos y la pelota le corre mejor.

En cambio, Boca trabajó fuerte en Tandil de cara a sus dos primeros partidos oficiales: el viernes 10 ante Olimpo en la Bombonera por la primera fecha del torneo Clausura y el miércoles 14 frente a Zamora de Barinas en Venezuela por la Copa Libertadores. Y eso se ha notado. Tanto frente a San Lorenzo como ante Independiente, se vio un equipo duro, lento y sin chispa al que le costó terminar los partidos con energías. Falcioni utilizó ambos amistosos como bancos de prueba para la exigente seguidilla que se le acerca ante el Clausura y la Copa. Es probable que el Superclásico de pasado mañana sea una estación más rumbo a lo que verdaderamente le importa.

Además es un hecho que mientras River pondrá lo mejor que tiene, con muchas chances de que sus incorporaciones David Trezeguet y Leonardo Ponzio jueguen desde el comienzo, Boca irá con algunas bajas. No estarán Juan Román Riquelme –al que se trata de armarlo para el partido de Venezuela– ni Darío Cvitanich, expulsado el sábado con Independiente. Y, presumiblemente, tampoco su nuevo goleador, Santiago Silva, por quien hasta la hora misma del partido se harán gestiones intensas para habilitarlo. En un rapto de bronca tras la derrota ante los rojos, Falcioni llegó a decir: “Si no me dejan poner a los grandes, pongo a los pibes”. Pero, más allá de la bravata, es impensable que arranque el Superclásico en el Chaco con los juveniles Enzo Ruiz, Fernández, Paredes y Sergio Araujo entre los titulares. Clemente Rodríguez, Leandro Somoza y Walter Erviti regresarán para apuntalar la prestación boquense.

Porque, aunque se trate de un amistoso, no es neutro ganar o perder los dos Superclásicos. En cualquier caso, la estabilidad de Falcioni y Almeyda no correrá peligro. Pero no es lo mismo encarar lo que se les viene a los dos con el ánimo retemplado por un par de buenas victorias ante el tradicional adversario, que hacerlo con las dudas y los señalamientos que, inevitablemente, surgirán si los resultados no se dan como lo quieren los hinchas. Sobre todo en el caso de River, que necesita tener muy alto el ánimo, ya que en sus próximos 20 partidos se jugará el regreso a Primera. Y que si perdiera uno o los dos encuentros, podría llegar tocado a la vuelta de la B Nacional.

Otra vez el fútbol argentino se dispone a vivir la excitación de su partido más grande. La política y la avidez del negocio lo hicieron posible. Ojalá que sea en paz y que las autoridades chaqueñas, poco expertas en el montaje de este tipo de acontecimientos, están a la altura de las circunstancias. Las temibles barras bravas de Boca y River harán el viaje a Resistencia para estar presentes. No se descarta que en el camino, o en la misma capital chaqueña, usen el superclásico como excusa para saldar antiguas deudas y enlodar un partido que se organizó para que sea una fiesta.

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