FúTBOL › LA VICTORIA SOBRE NEWELL’S APAGARá LAS VOCES CRíTICAS Y AUTOCRíTICAS
Cvitanich y Riquelme, de tiro libre, le dieron la victoria sobre Newell’s y la punta compartida de la tabla. El partido tuvo poco relieve técnico y escasas emociones, pero fue intensamente disputado.
› Por Juan José Panno
La vuelta a la victoria y a la punta del torneo, la sensación de que al rival le costó mucho inquietar a Orion pese a que no estaba Schiavi, dos goles, algunas pinceladas de Riquelme y el gol de tiro libre como último toque decorativo, le cambiaron el humor a todo Boca. Esta semana nadie va a hablar de complot de los jugadores para voltear a Falcioni, se van a ir apagando las voces críticas internas y externas, y el director técnico podrá sentir que se empieza a recomponer su figura, ubicada sobre el pedestal de los 32 partidos sin derrotas en el campeonato local.
La actuación de Boca, sin embargo, no fue brillante, ni mucho menos. Fue, sí, superior a la producción de Newell’s en el balance de los 90 minutos; fue, sí, práctica y efectiva como lo certifica el hecho de que convirtió dos goles en llegadas que pueden contarse con los dedos de una mano.
Los boquenses se pusieron en ventaja en una jugada que nació confusa, con un lateral que debió haber sido para los rosarinos; que siguió con un saque de costado profundo mientras los defensores dormían en las protestas; continuó con un remate al arco que en el camino se convirtió en centro y terminó con un toque sutil de Cvitanich solo frente al arco, tan solo que hasta él mismo creyó que estaba en offside. Pero no: estaba habilitado.
El segundo gol pudo haber sido de Riquelme en un mano a mano, pero no se dio así porque el árbitro, equivocadamente, no aplicó la ley de ventaja y cobró un tiro libre anterior. De la ejecución se encargó Riquelme, colocando la pelota con un buen chanfle sobre el palo izquierdo que cubría Peratta. Pero resulta que el arquero leyó mal, imaginó que el balón iba hacia el otro lado y cuando dio un par de pasos hacia su derecha, ya no tuvo ninguna chance de retorno.
Dos goles con un poco de ayudita sirvieron para liquidar un pleito que Boca manejó con su habitual esquema conservador, con su normal entrega física para quitarle espacios al rival y el aprovechamiento de cada resquicio. Del brillo, del poco lustre que tuvo la actuación boquense, se encargó casi exclusivamente Riquelme. Tres o cuatro pases de esos que obligan al murmullo admirativo no se lucieron más porque los receptores fallaron en la continuidad de la jugada.
Newell’s tardó mucho en meterse en el partido. Aguantó atrás, mirando siempre de muy lejos a Orion y levantó en el segundo tiempo con los cambios ensayados por Martino, que contenían un mensaje directo de ir al frente. Tocaron bien en el medio, armaron algunas buenas jugadas, pero no tuvieron peso en sus llegadas.
Ganó Boca y se apagan las críticas. Pero está lejos de encender su mejor fútbol.
Estadio: Boca.
Arbitro: Carlos Maglio.
Goles: 44m, Cvitanich (B); 80m, Riquelme (B).
Cambios: 58m, Noir (5) por Figueroa (N); 67m, Tonso por Domínguez (N); 71m, Ledesma por Rivero (B) y Aquino por Urruti (N); 81m, Chávez por Mouche (B); 89m, Sánchez Miño por Erviti (B).
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