Luego de una semana en la que el diluvio fue el protagonista estelar, salió el sol en Buenos Aires. Pero fue más precisamente en Avellaneda donde el cielo, de un tono grisáceo lúgubre, pasó a un celeste cristalino, casi como si fuera cómplice de la fiesta que vivió Racing en un Cilindro colmado. Con un doblete de José Sand y el excelente trabajo del chico Adrián Centurión y de Gabriel Hauche, el equipo de Luis Zubeldía derrotó 2-0 a Independiente en el clásico, y así se tomó revancha de la paliza que recibió en el último enfrentamiento. Además, de yapa, la Academia se trepó a la punta del torneo junto a Colón y Godoy Cruz, y dejó a su rival de toda la vida, que lleva diez fechas sin triunfos, en el último lugar de los promedios y con un futuro lleno de incertidumbre.

La espina todavía estaba ahí. A pesar de los cuatro meses que pasaron del último clásico de Avellaneda, los hinchas de Racing no podían eliminar definitivamente ese 1-4 sufrido en el Libertadores de América, que desembocó en la renuncia de Alfio Basile y en el desamor de la gente con el colombiano Teófilo Gutiérrez. Sin embargo, ayer, después de tantos intentos, la astilla salió del corazón. Y ese corazón, dolido por aquella caída, se llenó de orgullo y alegría gracias al contundente e inexpugnable triunfo que lograron los de Zubeldía, ante un Independiente que comenzó de mayor a menor y finalizó arrodillado en el campo de juego.

A pesar de que el marco –estadio celeste y blanco en un 90 por ciento de su capacidad– no era favorable, fueron los dirigidos por Cristian Díaz los que tomaron el protagonismo del partido, a partir del colombiano Fabián Vargas. Sin embargo, a pesar de las proyecciones de Monserrat y Mancuello, de paupérrima labor, Independiente careció de profundidad para la generación de juego y la movilidad en el ataque. Con el correr de los minutos, el visitante se quedó y Racing, alentado por su gente, comenzó a inquietar por el sector derecho del campo por medio de Centurión y Hauche, las figuras del encuentro. Sin embargo, la imprecisión dominaba a ambos equipos a la hora de atacar. Fue por ello que recién a los 27 minutos llegó la primera situación de gol, con un remate de Sand que se fue alto. Pero el correntino, que quería revancha tras fallar dos penales ante Rafaela, no perdonó en la segunda oportunidad que tuvo.

Abierto el marcador, el partido cambió. Racing, agrandado, dominó los hilos, y a partir de una exhaustiva presión cortó cualquier circuito ofensivo de un Independiente casi diminuto, que encima sobre el final del primer tiempo sufrió la tonta expulsión de Morel Rodríguez.

En el segundo tiempo, Cristian Díaz, cuyo trabajo fue reprobado por los hinchas tras la finalización del encuentro, decidió no arriesgar (retrasó a Mancuello para mantener la línea de cuatro, a pesar la desventaja) y esa jugada terminó de maniatar a su equipo. A pesar del ingreso de Rosales, Independiente siguió siendo un elenco largo, y sufrió cada contragolpe del local. Hauche, que se cansó de sacar a pasear a Tula, desaprovechó dos chances, primero con un remate bien contenido por Navarro y después con una empalada que quedó en el techo del arco; hasta que a 15 del final, nuevamente Sand, tras una corajeada de Centurión, definió mano a mano con el arquero y liquidó la historia. Con dos goles de diferencia, el visitante se resignó y Racing estuvo cerca del tercero, aunque para ese entonces el espectáculo ya no estaba en el terreno del juego sino en las tribunas, donde la gente de Racing vivió su propio carnaval.

Informe: Matías Jofré.

Estadio: Racing.

Arbitro: Germán Delfino.

Goles: 29 y 74m Sand (R).

Cambios: 45m Rosales por Monserrat (I), 67m Benítez por Leguizamón (I), 77m O. Ferreyra por Mancuello (I), 80m De Olivera por Saja (R), 85m Zuculini por Camoranesi (R), 88m Pérez Guedes por Centurión (R).

Incidencia: 45m expulsado Morel Rodríguez (I).