El Tata Martino se la veía venir. Desde el arranque del segundo tiempo se la pasó haciendo desesperados gestos a sus jugadores para que agrandaran la cancha y tocaran, aprovechando la ventaja numérica doble: 1-0 en el marcador, 11 contra 10 en la cancha. Martino, seguramente, presentía que ese triunfo tan amasado en el primer tiempo se podía escapar en el segundo. Y así fue nomás. Godoy Cruz empató cuando faltaba poco para el final y les dejó a los rosarinos un gustito amargo por los dos puntos perdidos, a pesar de que siguen siendo los únicos punteros del torneo.

El análisis obliga a un corte entre lo ocurrido en la primera y en la segunda mitad, como si se tratara de dos partidos completamente diferentes. El primer período fue para Newell’s, claramente. Bien parado en el fondo, sin problemas para contener los tibios ataques del equipo local, manejaba la pelota en la mitad de la cancha y amenazaba arriba con la potencia del goleador del campeonato, Ignacio Scocco. Nadie se sorprendió cuando los visitantes se pusieron en ventaja. Bernardi maniobró con su habitual habilidad por la izquierda, metió la pelota a la medialuna donde esperaba Scocco. Un lujoso toque de primera, con el revés del botín le permitió desprenderse de la marca y fue a buscar la devolución un par de metros hacia su derecha. Tonso terminó de construir la pared y Scocco clavó un remate violento que no pudo ser controlado por Ibáñez. Golazo.

El mismo Scocco estuvo a punto de aumentar en un tiro libre tremendo que se rozó en el ángulo formado por poste izquierdo y travesaño. Todo iba viento en popa para Newell’s, mientras Godoy Cruz acumulaba contratiempos: expulsado Curbelo por doble amarilla, lesionado el Mago Ramírez, su figura más importante. La posibilidad de empatar el partido no se vislumbraba en el horizonte mendocino.

Pero el segundo tiempo abrió un nuevo capítulo, totalmente distinto. Los jugadores de Newell’s, a pesar de los gestos desesperados del entrenador, fueron metiendo las sentaderas cerca de Guzmán, acaso porque se veían venir la reacción del rival, acaso porque no confiaban en sus propias fuerzas físicas para sostener el ritmo de la primera etapa. Godoy Cruz se vio beneficiado por los cambios y se dio cuenta pronto de que la cosa no era utópica; que tocando con prolijidad se podía acercar; que los espacios se agrandaban en la mitad de la cancha y que Newell’s ya no tenía pimienta ofensiva. Con la cancha inclinada como estaba, los rosarinos no pudieron sostener el asedio. Y llegó el empate. Un potente remate de Camacho desde el borde del área, en una posición similar a la de Scocco en el primer gol, no pudo ser retenido por Guzmán y Obolo, siempre peligroso, no estaba por casualidad en el área para esperar el rebote. Tampoco fue casualidad su toque exacto, desde una posición no muy cómoda, para mandar la pelota al fondo del arco.

Lo mejor del partido, lo más emotivo, se dio en los minutos finales, porque Newell’s salió con todo a buscar el triunfo que se le escapaba y porque Godoy Cruz no se conformó con el empate. Lo pudo desnivelar Maxi Rodríguez, hubo un remate de Cáceres que se fue muy cerca y en el otro lado Córdoba estrelló un cabezazo en el travesaño.

El 1 a 1, el resultado más justo, le quedó pintado al partido.

Estadio: Malvinas Argentinas (Mendoza)

Arbitro: Diego Ceballos.

Goles: 11m, Scocco (N); 80m, Obolo (GC).

Cambios: 31m, Orzán (5) por Tonso (N); 46m, Castellani (7) por Ramírez (GC); 52m, Camacho por Ledesma (GC); 63m, Figueroa por Pérez (N); 78m, Córdoba por Castillón (GC); 85m, Urruti por Bernardi (N).

Incidencia: 41m, expulsado Curbelo (GC).