FúTBOL › BOCA VOLVIó A JUGAR MAL Y EMPATó 0-0 CON BELGRANO EN LA BOMBONERA
Bianchi puso a los titulares, pero la apuesta no le salió bien porque el equipo sigue sin encontrar funcionamiento, y para colmo sufrieron lesiones musculares Riquelme, Erviti y Caruzzo. Lo único positivo es que mantuvo el cero en su arco.
› Por Juan José Panno
En el entretiempo entraron las porristas de Boca, unas chicas muy bonitas, torneadas, seguramente voluntariosas, que intentaron una coreografía bastante limitada en distintos sectores de la cancha. Siguiendo las indicaciones técnicas de la directora –abrigada ella–, levantaban los brazos una y otra vez. Unas el izquierdo y otras el derecho, aunque se suponía que debían coincidir. Los movimientos lentos, torpes, escasamente graciosos de las muchachas de los pompones ataviadas con diminutas ropas azul y oro, configuraban un cuadro rayano en el patetismo.
Las chicas seguían la línea de juego que había trazado el equipo local en casi todo el primer tiempo y anunciaban lo que iba que suceder en el segundo período. La mayoría de los jugadores de Boca parecían, como las chicas, no saber muy bien qué estaban haciendo ahí adentro y se repetían con los pelotazos, los pases a los contrarios, las decisiones apresuradas, los movimientos lentos y torpes. Es cierto que, en el balance de las situaciones de gol, Boca se colocó por delante de Belgrano, en una relación de 4 a 1, pero en el juego hubo largos pasajes en los que fue ampliamente superado y mostró impotencia ante el toque que le propinaba un rival al que sólo le faltaba punch para llegar al gol. Más allá del circunstancial resultado, a todo Boca le interesaba encontrar un camino, un poco de luz, en medio de actuaciones llenas de tinieblas.
Carlos Bianchi puso mayoría de titulares, pensando en una nueva prueba antes del partido de peso que se le viene encima, contra el Corinthians, por la Copa Libertadores. El panorama se pintó de rojo: no aparece el equipo y encima se lesionaron Riquelme, Caruzzo y Erviti, agrandando la extensa lista que ya llegó a las dos decenas.
Riquelme jugó un ratito y le alcanzó para mostrar algunas pinceladas diferentes, esas que abren ilusiones y permiten respirar un poco de fútbol. Una estrella fugaz. En ese inicio, Boca convirtió un gol que le negaron el árbitro y uno de los jueces de línea. Tiro libre de Román, rebote en el palo, toque de Blandi desde el piso y rechazo de Lollo cerca de la línea, pero del lado de adentro, bien adentro, como 30 centímetros adentro. Si ponían un chip en la línea, seguro que sonaba como la sirena de una ambulancia anunciando la conquista. Esa fue la única llegada de Boca, la única, por otra parte, de un primer tiempo que se hizo pesado, insoportable, interminable. A Riquelme lo reemplazó Sánchez Miño, que jugó volcado sobre la izquierda y aportó mucho menos de lo que se espera de él. Hizo una buena jugada (doble gambeta y remate alto), pero no termina de explotar. Y lo mismo pasa con el Burrito Martínez y con Blandi. Boca, que en este campeonato sólo ganó un partido (contra Quilmes en la primera fecha), se fue de la cancha pensando en el Corinthians, en los lesionados, en lo que le cuesta manejar la pelota. Lleno de preocupaciones se fue, aunque con el módico premio consuelo de que esta vez no fue goleado.
Estadio: Boca.
Arbitro: Juan Pablo Pompei.
Cambios: 29m Sánchez Miño (5) por Riquelme (BJ); 49m Magallán (6) por Caruzzo (BJ); 65m Carranza por Melano (B); 68m Pittinari por Zapata (B), 73m Escalante por Erviti (BJ); 75m Aquino por Márquez (B).
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