FúTBOL › GERMáN DELFINO, EL áRBITRO, DE TAREA MáS QUE ACEPTABLE
› Por Juan José Panno
Germán Delfino, un joven árbitro de 35 años, sacó una de las notas más altas del Superclásico, por encima de la casi totalidad de los jugadores. Con su estilo “siga, siga” le dio aceleración al juego, aunque los futbolistas mucho no lo ayudaron.
Los árbitros que, como él, caminan sobre el filo, deben mostrar mucha personalidad para que el partido no se les vaya de las manos y las piernas fuertes no se reproduzcan. Supo sacar amarillas a tiempo y poner paños fríos en los momentos más calientes.
Tampoco se dejó impresionar por algunos revolcones de delanteros de los dos equipos en las áreas. En la roja directa de Burdisso castigó una plancha peligrosa, ajustándose al reglamento. Sobrio, vestido de negro, pasó inadvertido como manda el manual de los buenos árbitros, salvo porque demoró su entrada en el segundo tiempo (estaba lesionado y probó a ver si podía seguir). Fue su primer Superclásico y lo dirigió como si tuviera treinta sobre sus espaldas.
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