FúTBOL › BOCA SACó UN EMPATE EN MENDOZA Y TERMINó PENúLTIMO, EN POBRE CAMPAñA
Se fue el torneo en el que estalló como nunca un cóctel explosivo de violencia, suspicacia, apretadas, intolerancia, desorganización institucional y un fútbol mediocre con algunas excepciones notables, como el campeón Newell’s.
› Por Juan José Panno
Lo mejor de este campeonato es que se terminó. Queda la llamada Superfinal entre Newell’s y Vélez y nada más. Se acabó por suerte el torneo en el que estalló como nunca un cóctel explosivo de violencia, suspicacia, apretadas, intolerancia, desorganización institucional y fútbol mediocre.
La muerte de un hincha producida el 10 de junio en las inmediaciones del Estadio Ciudad de La Plata, antes del comienzo del encuentro entre Estudiantes y Lanús, es el pico más alto de la cordillera del despropósito. Un policía le disparó una bala de goma a quemarropa al hincha de Lanús, Javier Jerez, quien había forcejeado con otro efectivo. Una respuesta tremenda que fue registrada en un video casero, que circula por las redes sociales y que motivó la detención de tres policías intervinientes en el operativo de “seguridad”. Ese lamentable episodio se sumó a las amenazas de violencia que empezaron a circular antes de la penúltima fecha y derivó en una decisión drástica, casi inevitable, que oscureció todo las dos últimas fechas, que se jugaron sin público visitante. Peor que eso es que hubo partidos que directamente se debieron disputar sin gente en las tribunas: Boca-Colón y Vélez-All Boys.
Lo de Boca fue porque en la primera visita de River a la Bombonera, después del descenso, los hinchas boquenses montaron un show pirotécnico en medio del partido, a modo de celebración de la desgracia ajena.
Lo de Vélez-All Boys fue porque la barra brava del club de Floresta se enfrentó con la policía y rompió una puerta-reja, tras lo cual los hinchas locales reaccionaron contra los de su clásico rival y la policía terminó arrojando gases lacrimógenos para completar la cadena.
Se terminó el campeonato en el que Independiente se fue al descenso, a pesar de las suspicacias que generó el hecho de que el presidente de la AFA, Julio Grondona, convenciera a Miguel Angel Brindisi de que asumiera la dirección técnica del club después de haber desistido de hacerlo. Suspicacias agigantadas cuando circuló el rumor (el periodismo aportó lo suyo) de que el presidente de Argentinos había vendido el descenso para salvar a los de Avellaneda. La histeria de las últimas fechas, que llevó a que se jugara en horarios japoneses, terminó en denuncias cruzadas de todo tipo, matizadas con arbitrajes lamentables que pusieron a todo el mundo bajo sospecha. Mientras el quijotesco presidente de Independiente, Javier Cantero, acorralado en su soledad, arriaba algunas banderas de la cruzada que había iniciado, se levantaban dedos acusadores sobre su responsabilidad en el descenso del club.
Otra de las grandes manchas de este campeonato es el partido en el que Quilmes le ganó por 1-0 a Racing. Muchos días antes de ese encuentro, fundamentalistas de la Academia amenazaron a los jugadores, obligándolos a no oponerle resistencia a Quilmes, uno de los rivales de Independiente en la lucha por la permanencia. El partido, que se definió con un gol en el arranque, fue una verdadera farsa. No hubo tarjetas amarillas y no hubo infracciones, y naturalmente no fue porque de golpe se convirtieran en adalides del fair play. Sólo faltó que cantaran “esta noche cueste lo que cueste / esta noche tenemos que perder”. Consumado el descenso de Independiente, Racing cerró su participación en el certamen con un variado festejo, facilitado por las autoridades del club que permitieron el ingreso del cotillón festivo que incluyó ataúdes, disfraces de fantasmas y bombas de humo negro. Todo vale; también que el periodismo ceda su espacio a los afiches muchas veces cargados de violencia.
Con el partido en que Boca empató ante Godoy Cruz y le escapó por apenas un punto a la última posición de la tabla, se acabó el campeonato y eso es lo bueno. Pero de nada servirá si no se aprovecha el receso para reflexionar sobre lo que se viene. La mayor responsabilidad la tienen el gobierno y la AFA, pero todos los actores del fútbol deberán involucrarse en la búsqueda de un poco de racionalidad. Aunque más no sea eso.
Estadio: Malvinas Argentinas (Mendoza).
Arbitro: Patricio Loustau.
Goles: 31m, Viatri (B); 45m, Castellani (GC), de penal.
Cambios: 61m, Paredes por Riquelme (B); 65m, Escalante por Erbes (B); 72m, Ledesma por Castellani (GC) y Cooper por Castro (GC); 75m, Di Franco por Blandi (B); 85m, Salinas por Obolo (GC).
Incidencia: 90m, expulsado Paredes (B).
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