FúTBOL › LA DEFINICIóN, EL MIéRCOLES
› Por Juan José Panno
El miércoles, Independiente y Huracán disputarán en el estadio Ciudad de La Plata desde las 15 el partido de desempate por el tercer ascenso a Primera, y ahí habrá definición. A todo o nada, en 90 minutos, más alargue y penales si fuera necesario. Jugaron un campeonato de 42 fechas y terminaron con el mismo puntaje como refutación de la idea de que sólo los torneos cortos tienen definiciones apasionantes. Y lo mejor es que ahora van a jugar una final de verdad, con público de unos y otros, con aliento de las dos tribunas, como debería ser siempre. Así fue hace 20 años, cuando definieron un campeonato de Primera, un partido que los hinchas de Independiente empezaron a recordar mientras masticaban la bronca por el ascenso que se les escapó de las manos en la última fecha del Nacional B.
Ayer, en Avellaneda, Independiente perdió –como se sabe– la enorme chance del ascenso directo. Necesitaba un golcito ante un rival teóricamente inferior y tenía una posibilidad extra: que Huracán no le ganara a Almirante Brown, un rival que, por otra parte, se jugaba la permanencia en al categoría.
De las nueve combinaciones de resultados posibles, a Independiente lo favorecían siete: una permitía el ascenso directo de Huracán y la otra provocaba el desempate. Y ésta fue la que se dio para disgusto de quienes colmaron la cancha con la ilusión, y casi la certeza, de que se iba a consumar el ascenso tan deseado. Las matemáticas reducen ahora las chances al 50 por ciento, mitad por mitad.
Los hinchas de Huracán celebran el desempate y hacen números para engordar la alegría: en el comienzo del torneo llegaron a estar al borde del descenso directo, cuando terminó la primera rueda estaban 13 puntos por debajo de los de Avellaneda y cerraron el torneo en igualdad de puntos. Pero, hinchas al final, mientras festejan, se lamentan de los encuentros en los que el equipo no pudo vencer a los descendidos Villa San Carlos y Talleres, porque una victoria ante cualquiera de esos dos equipos les hubiera dado al pase directo a la Primera. Mantuvieron el invicto en los últimos 13 encuentros, pero no pudieron ganarles a rivales que ya estaban fuera de carrera.
Los hinchas de Independiente más optimistas desempolvaron el recuerdo del campeonato de 1994, el último en el que se repartían dos puntos (y no tres) en cada partido para convencerse de la importancia del peso de la historia. Aquel equipo que dirigía Miguel Angel Brindisi llegaba a la última fecha, un punto por debajo del Huracán que conducía Héctor Cúper, y necesitaba ganar para consagrarse campeón. Ganó con la facilidad que refleja el 4-0 final. Un gol de Rambert, otro de Garnero, uno de Couceiro en contra y otro de Gareca sellaron una victoria incuestionable. Ese partido se jugó el 8 de agosto de 1994, después del Mundial de Estados Unidos, que había provocado la suspensión del torneo local.
El miércoles próximo, con otro Mundial dando vueltas en la proximidad del calendario, otra vez se verán las caras en un encuentro decisivo. Otros nombres, otras circunstancias, otro estadio y la misma ansiedad en los hinchas de los dos cuadros.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux