Desde Belo Horizonte

La hospitalidad que demuestran los mineros aquí con los turistas de todo el mundo que pasean por las calles del centro de la ciudad y por las inmediaciones del estadio no se compara con nada. Hacen que uno se pueda sentir bien a gusto. Pacientes a la hora de explicar cómo llegar a algún lado, dispuestos a caminar unas cuadras con uno para evitar el embrollo en el que se puede quedar atrapado aquí con tantas diagonales, subidas y bajadas, los mineros son realmente increíbles.

El mecanismo utilizado por este cronista es el haber tomado partido por el Galo como le dicen aquí al Atlético Mineiro. Decir aquí que uno ha elegido ser Galo, tiene buena prensa y un 50 por ciento de chances de éxito. Porque en BH, se es Galo o se es Cruzado, como les dicen a los hinchas de Cruzeiro, otro de los grandes de la ciudad.

El Galo es más popular. La muletilla “eu seu Galo en BH, mais vocé tem que seu bostero en Buenos Aires”, da buenos resultados. Sobre todo entre los más jóvenes. Los mineros aman el fútbol, tanto que uno puede ir caminando por la calle y gritar “Galo” levantando un brazo, y obtendrá una respuesta similar.

Pero de todo lo dicho hay algo en el que los mineros se destacan: conocen el fútbol argentino. “Soy de Atlético y de Racing, muy sufrido, una hinchada increíble”, le dice un muchacho al cronista, que insiste con que mejor es Boca, pero no logra la filiación. Más adelante, otro Galo se acerca y dice simpatizar por Independiente.

Los de Cruzeiro simpatizan más con River, y aquí los Galos dicen que eso es porque son iguales. “Pingüinos”, explica Ian, mientras se abraza a sí mismo como quien tiene frío.

Así es el folklore del fútbol aquí, con la diferencia de que Galos y Cruzados, con sus camisetas, sus gritos y señales, pueden convivir en la misma plaza, tomando cerveza y bailando.

Para más, tras la victoria de Argentina sobre Irán, un grupo de hinchas brasileños le pide a un grupo de periodistas argentinos, entre los que se encontraba este cronista, que les enseñaran la canción que los argentinos les cantan a los brasileños gastándolos y que empieza diciendo: “Brasil, decime qué siente, ver en casa a tu papá”. Se accede, se les explica que Boca se la canta a River con otra letra. Ellos se esfuerzan por aprenderla, la cantan como pueden y con errores, y cuando en el medio de la plaza de Savassi los argentinos la entonan con redoblantes y todo, saltan y la cantan con una gran sonrisa, con la misma pasión con la que entonan y enseñan su clásico: “Yooo soy brasilero, con mucho orgullo, de corazóoooooon”.