El vuelo de River continúa siendo bajo en este 2015, y no termina de alcanzar la altura necesaria que lo lleve a la consolidación. A diferencia de la elevación que logró al año pasado, con un título internacional incluido en el ciclo de Marcelo Gallardo, el otoño lo encontró ahora con un andar tenebroso y muchas complicaciones. Por ello le costó nueve partidos volver a festejar una victoria, entre el torneo doméstico y la Copa Libertadores. Precisamente, es en ese certamen continental donde todavía no pudo disfrutar un éxito, y el público se fue del estadio con signos de preocupación por el escaso nivel que exhibe, que le puede costar la clasificación a la siguiente instancia.

Si bien quedó ubicado a cuatro puntos de la cima de la tabla, en el juego está muy alejado del ideal. El bajón que tuvieron algunos futbolistas es evidente, y ahí empieza a resentirse toda la estructura. La falta de contundencia, algo que era característico el año pasado, es muy notoria, y de esa manera no puede ejercer supremacía sobre su adversario. El jueves pasado dejó pasar muchas chances, y terminó sintiendo el empate como una derrota ante los peruanos de Juan Aurich.

La sensación de que puede ocurrir algo similar en cada partido está latente, y anoche no fue la excepción. Pero Godoy Cruz se quedó con un hombre menos a los siete minutos del segundo tiempo, y a partir de ahí se le hizo muy difícil poner en peligro el arco local. Ese hombre de más tampoco se notó en el desempeño de River, que parece haber perdido la convicción para realizar algunas maniobras que le solían dar mucho rédito. Para colmo, cuando Teófilo Gutiérrez no pudo convertir un penal por una gran respuesta del arquero Moyano, la frustración volvió a rodear a todo el Monumental. La gente respaldó igualmente al goleador con una gran demostración de aliento, luego de esa acción, y el colombiano pudo revertir su imagen tres minutos más tarde. Gutiérrez marcó el único gol tocando la pelota después de un rechazo corto del arquero, que no pudo retener un cabezazo de Martínez.

River generó otras opciones cuando se encontraba en ventaja, y nuevamente la imprecisión de sus hombres no le permitió llevarles tranquilidad a sus hinchas. El que no claudicó durante todo el desarrollo fue Leonardo Ponzio, que a puro coraje buscaba adelantar a sus compañeros en el campo, y se terminó convirtiendo en el más destacado. La calidad de Martínez también fue otro aporte para resaltar y así quedó en evidencia que necesitó de otro compañero apto en ese aspecto.

Las turbulencias siguen de cerca este viaje de River, y el horizonte no termina de vislumbrarse. Las últimas dos escalas en el plano internacional serán las que determinarán si logra arribar al destino deseado, al menos en esta primera etapa del recorrido. Mientras tanto, en el llano, el suelo no está para nada firme.