Central dejó sus primeros dos puntos en el camino. No le resultó sencillo quebrar a Atlético Rafaela. Hubo diferencias circunstanciales entre el primero y el último equipo de la tabla. Y éstas se vieron remarcadas a favor de los rosarinos sólo en el segundo tiempo y luego de que a los 26 minutos del primero, el árbitro Germán Delfino decidió expulsar a Adrián Bastía por un presunto exceso verbal. Recién cuando estuvieron diez de un lado y once del otro, Central les hizo sentir su rigor a los rafaelinos. Antes, otra había sido la historia.

Tan diferente a lo supuesto en la previa que fue Rafaela el que se adelantó en el marcador. A los 18 minutos de la etapa inicial, Rodríguez Rojas sacó un pelotazo frontal desde la mitad de la cancha, y Jonathan Ferrari zamarreó dentro del área a Federico González. Eluchans anotó con un remate fuerte y cruzado a la izquierda de Caranta y no hubo sorpresa. Sin complejos, con mucha presión en el medio y con los piques molestos del pelirrojo Sergio Sosa por todo el frente de ataque, la Crema había hasta allí gobernado el trámite y desactivado a Central, que no encontraba por donde hacer fluir su juego. El chiquilín Cervi no aportaba, la pelota no le llegaba clara a Delgado y a Ruben, y el puntero del campeonato era una decepción.

Pero todo cambió cuando Delfino decidió sacarle la tarjeta roja a Bastía. Una nube de nerviosismo bajó sobre la cancha y a los 42 minutos, un rollo de papel arrojado desde la tribuna de la hinchada local se estrelló contra el pecho del árbitro, que cayó al suelo. Parecía que el partido se encaminaba rumbo a su suspensión. Pero Delfino, aún conmovido, decidió continuar con las acciones y ya nada fue lo mismo.

De regreso para el segundo tiempo, Eduardo Coudet, el técnico rosarino, movió la estantería. Lo sacó al lateral Ferrari, lo puso a Franco Niell para atacar con tres y rápidamente, cobró su premio. A los 2 minutos, Ruben enganchó de taco un centro de Cervi desde la izquierda y puso el 1-1 que, lejos de atemperar a Central, lo motivó a seguir buscando la victoria. De a ratos, el asedio fue intenso. El tándem de Cervi y Aguirre hizo mucho daño, Rafaela no pudo sostener la pelota y con la fatiga acumulada del primer tiempo, entonces sí se hizo notar el hombre de menos que tenía.

Central pudo haber ganado. Pero Carlos De Georgis, el arquero cordobés de Rafaela, se ganó su paga sacándole dos pelotas de gol a Niell. Y en verdad, no hubiera estado correcto. Rafaela hizo muy bien las cosas en el comienzo y no debía irse con las manos vacías. Tiene ocho jugadores lesionados y enfermos en su plantel, jugó más de una hora sin un jugador clave como Bastía, jamás asumió su inferioridad y dio batalla hasta el pitazo final de Delfino.

Arrancó flojo Central, demoró un tiempo en recomponerse y le alcanzó hasta el empate. Tiene buen manejo de pelota el equipo de Coudet, el vuelo que insinúa la habilidad de Cervi y un goleador en vena como Ruben que acumula seis goles en seis fechas. Suficiente para ser uno de los animadores del campeonato. Quizá necesite algo más si pretende pelear el título allá lejos, cuando llegue el primer fin de semana de noviembre.