El dato duro, el que preocupa es que cumplidas las tres primeras fechas de las eliminatorias sudamericanas la Selección Argentina tiene 2 puntos sobre 9, con ocho equipos delante y uno solo detrás, Venezuela. Flojísimo. Es cierto que se jugó bastante bien en el primer tiempo contra Brasil y hubiese sido lógico y merecido que se ganara ese partido, pero lo real es que no hubo triunfo y lo que sí hay es pesimismo.

En las eliminatorias sudamericanas anteriores a esta altura, Argentina tenía dos puntos más como producto de una victoria contra Chile, que no poseía este potencial de hoy, un empate de local ante Bolivia y una derrota contra Venezuela como visitante. Vale decir que el panorama era muy similar al actual y Alejandro Sabella, como Gerardo Martino hoy, caminaba por la cuerda floja, con mucha gente soplando desde abajo para que se cayera rápido. Con 4 puntos sobre 9, después de haber enfrentado a los que a priori aparecían como los dos más débiles, el panorama era desalentador.

En aquel momento, como ahora, en la cuarta fecha tocó jugar contra los colombianos, en el infernal calor de Barranquilla y los sedientos de sangre empezaban a mencionar nombres de probables reemplazantes de Sabella, tal como se hace en estos días con Martino. Y mucho más cuando al final del primer tiempo el partido estaba 0-1 a favor de los dueños de casa. La formación que había presentado el entrenador esa tarde era muy conservadora, con Romero; Zabaleta, Fernández, Burdisso y Clemente Rodríguez; Braña, Mascherano, Guiñazú y Sosa; Higuaín y Messi. Pero en el segundo tiempo, con el resultado en contra entró Agüero en reemplazo de Guiñazú y Messi, con más acompañamiento, levantó notablemente su nivel y se convirtió en figura. Con un gol de Higuaín y otro de Agüero Argentina se impuso 2 a 1 y ese partido quedó como una bisagra que abrió la puerta a un período fructífero, con muy buenos resultados que permitieron una clasificación tranquila y sin sobresaltos en la primera colocación.

El antecedente podría hacer que se espere con confianza el duelo con los colombianos, pero las circunstancias son distintas. Por empezar no está Messi, que siempre es desequilibrante, y tampoco está Agüero. Y lo que es más preocupante: no hay una relación muy fluida entre algunos de los jugadores más antiguos del plantel con el cuerpo técnico y eso repercute en el rendimiento, aunque los futbolistas actúen igual con todo el profesionalismo que requiere lo que está en juego.

Cuando se dice que Martino está solo se apunta a estas cuestiones y también al apoyo que recibe de parte de la Asociación del Fútbol Argentino y fundamentalmente de los hinchas. No es simpático, no es carismático, no hace demagogia y encima no consigue buenos resultados, con lo cual se minimizan sus virtudes y se exageran sus defectos. Que el equipo no juega nada, que él no hace bien los cambios, que le dieron una Ferrari en Barcelona y la volcó, que se encapricha con algunos jugadores, que pretende que siempre se salga jugando cuando muchas veces conviene revolear la pelota, etc, etc.

Algunas de las críticas tienen fundamento; otras son consecuencia de que hasta acá no se sumaron muchos puntos. Martino sabe que este partido es fundamental, Si Argentina no saca un buen resultado en Colombia va tener que empezar a hacer las valijas. Ojalá se dé lo que ocurrió en las eliminatorias anteriores y que en el calor de Barranquilla se cocine un nuevo tiempo para la Selección Nacional.