Pocos jugadores, a excepción del suizo Roger Federer, pueden vanagloriarse de poder actuar casi con la misma soltura en cualquier tipo de superficie, y eso es lo que ha llevado a David Nalbandian a estar situado entre los cuatro primeros de la lista mundial. Lo ratificó en Estoril, donde ayer conquistó el quinto título de su carrera.

Nalbandian se impuso en la final al ruso Nikolay Davidenko 6-3, 6-4, y ahora piensa en Roland Garros. “Es magnífico haber vuelto y ganar aquí nuevamente. Fue aquí que todo empezó para mí”, declaró el argentino, que se impuso en la edición 2002 del torneo lusitano. “Las dos veces tienen sabor distinto, pero es muy lindo. Ahora soy otro jugador, con mejor ranking y más victoria sobre mejores jugadores y tengo más experiencia, esa es la diferencia”, apuntó.

“Voy a jugar mucho en polvo de ladrillo porque quiero estar bien preparado para París. Quiero estar al máximo para Roland Garros”, el segundo Grand Slam del año, que comienza el domingo 28 de mayo y en el que fue semifinalista en 2004.

Al ser preguntado por las posibles consecuencias de su programa para la temporada, excesivamente cargado, el finalista de Wimbledon 2002 señaló: “Es imposible prever los resultados. Me imagino que si juego una final cada semana corro el riesgo de cansarme. Mi objetivo es llegar en perfectas condiciones”. Unas condiciones de las que no gozó su rival en esta oportunidad, Davydenko, quien sufrió dolores en la espalda que comenzaron en la semifinal que ganó ante el español Carlos Moyá.

Después de haber evaluado la posibilidad de no presentarse en la final, el número 6 mundial jugó y resistió con coraje, y en el segundo set cuando el argentino sacaba en 5-2 para ganar el partido, lo llevó a 6-4, y allí sí perdió la oportunidad de ganar su segundo torneo ATP.

“Lo que más destaco es la convicción con la que salí a jugar el partido desde el primer punto hasta el último”, dijo Nalbandian. “El, al final arriesgó mucho, pero en el 5-4 (del segundo set) volví a jugar a un gran nivel. Lo más importante de una final es salir con convicción y con ganas, eso ayuda mucho.”

Nalbandian tiene previsto participar en tres torneos, Roma, Hamburgo y la Copa del Mundo por equipos de Dusseldorf, en las próximas. El cordobés comentó que así puede llegar en mejor forma a París. “Estoy anotado en todas las semanas –dijo– “vamos a ver cómo termino Roma, pero cuanto más juegue sobre polvo de ladrillo, mejor llegaré a Roland Garros. Es la superficie que más me cuesta adaptarme y puede ser un gran torneo.”

El cordobés sigue sin contratar un nuevo técnico desde que rompió su relación con Francisco Mastelli durante la gira americana. “Estoy tranquilo, viendo. Básicamente lo que busco es que (el nuevo técnico) tenga una buena visión del tenis y sepa transmitirme y que yo sepa comprender lo que él quiere que haga dentro de la cancha”, aseguró. “Creo que se puede jugar Roland Garros sin un técnico al lado, porque allí lo que hace falta es fundamentalmente mucho físico, no hay problema.”

A los 24 años, sorprende que el jugador de Unquillo sólo haya alcanzado una final del Grand Slam, curiosamente en Wimbledon 2002, contra el australiano Lleyton Hewitt. Su versátil tenis, basado en un contundente y sólido juego de fondo, un revés implacable a dos manos, además de un servicio bastante convincente le han hecho consolidarse en la elite, pero aún le falta dar el salto de calidad de los dos jugadores que lo anteceden en la lista, Federer y el español Rafael Nadal.

“Todas las veces que perdí en un Grand Slam lo hice en rondas finales y con grandes jugadores, no con desconocidos –repuso Nalbandian– perdí con ganadores del torneo, o finalistas. Al no ser un especialista, juego bien en todos lados, y compito contra los mejores de cada superficie.”