La conferencia de prensa de Kimi Raikkonen en Montmeló se saldó en menos de cinco minutos. El finlandés apenas habla. Hay que tirarle de la lengua. Pero que sea parco con los periodistas es algo menor para la escudería Ferrari, que lo contrató para intentar recuperar el título mundial de Fórmula 1 que no gana desde 2004.

La cuestión básica es que varios ingenieros se quejan ya por la falta de comunicación que tienen con la nueva estrella de Maranello. Echan en falta el diálogo fluido y las constantes muestras de ánimo y compañerismo del heptacampeón, el alemán Michael Schumacher, que apareció vestido de rojo en el circuito barcelonés. Ese aspecto de Raikkonen puede convertirse en un hándicap porque, además, su imagen, un tanto bohemia, cuadra mal con la marca italiana.

Ferrari ha experimentado una remodelación importante con la marcha del director técnico, Ross Brawn, pieza básica en los cinco títulos de Schumi con sus máquinas. Bajo la sombra de Jean Todt, que seguirá como director del equipo, estarán Luca Baldisseri, uno de los hombres fuertes; Stefano Domenicali, director deportivo; Mario Almondo, ingeniero de gestión; Aldo Costa, jefe del proyecto, y Nick Tombazis, un ex de McLaren, jefe de diseño. A toda esta movida debe adaptarse también Raikkonen. Y no le está siendo fácil. Estuvo hablando con Schumacher, de quien se dice que podría ser el futuro director de la escudería.

Por el momento, todos se entienden mejor con el brasileño Felipe Massa, que hasta ahora está siendo incluso más rápido que el nórdico. “La comunicación es buena. Sólo es cuestión de tiempo”, asegura Luca Colajani, jefe de prensa. Sin embargo, Raikkonen aporta muy poca información a los ingenieros sobre el comportamiento del coche y le cuesta comunicarse con el resto del equipo. Esta semana incluso han viajado a Barcelona sus padres, su novia y su perro para intentar que se sintiera más arropado y se liberase. “Algunas veces es tan reservado que debes tomar decisiones por tu cuenta”, dice un miembro del equipo.

Raikkonen no aportó nada nuevo en su conferencia. Dio sólo 45 vueltas y sus tiempos no sobresalieron. Y no se molestó cuando le preguntaron si le preocupa que Massa sea más rápido: “En absoluto. Siempre tenemos distintos programas”. Luego, se levantó para indicar que ya había hablado bastante.