Arsenal de Sarandí descubrió que le convendría mudarse al Bajo Flores: en menos de 72 horas le marcó siete goles al campeón del fútbol argentino, San Lorenzo, como visitante, y no sólo lo eliminó de la Copa Sudamericana, el jueves a la noche, sino que ayer le sacó de la garganta el grito de revancha que Ramón Díaz y sus dirigidos tenían pensado soltar cuando terminara el partido.

Lo que soltaron al final fue un clamor un tanto distinto: se quejaron amargamente del arbitraje de Juan Pablo Pompei, y no dejó de asistirles algo de razón. Porque el juez del partido tuvo equivocaciones groseras y, aunque fueron para los dos lados, las más flagrantes parecen haber favorecido al equipo visitante, como el penal que le cobró a Méndez en perjuicio de Calderón (que no dio la sensación de haber sido falta), y que derivó en la expulsión del defensor; o el gol de Andrizzi, que tuvo olor a posición adelantada. Claro que tampoco le mostró la roja a Hirsig, que merecía la doble amarilla tras una fuerte entrada sobre San Martín, un par de minutos antes de marcar el penal a Calderón.

Pero lo que sucedió en la cancha fue más allá del flojo arbitraje, porque los siete goles que Orión recibió duelen en la conciencia del entrenador. Los hinchas tampoco olvidaron que el técnico visitante era Gustavo Alfaro, de controvertido paso por San Lorenzo, y la derrota de ayer, sumada a la del jueves, caló más hondo de lo que pueden doler un duro par de caídas consecutivas.

En última instancia, aunque favorecido por algunos fallos, Arsenal le ganó otra vez a San Lorenzo porque ya le había perdido el respeto, y porque en desventaja fue a buscar el triunfo. Cuando San Lorenzo estuvo a un suspiro de ponerse 3-1 arriba (un remate de Ferreyra que Cuenca tapó, en devolución por su impericia para contener el remate de Torres que fue el primer gol local), comprendió que tenía una oportunidad.

Dejó de frecuentar el juego aéreo, como había experimentado casi todo el primer tiempo, decidió jugar con dos delanteros (a Calderón se le agregó el ex campeón mundial Sub-20, Leonardo Biagini) y se favoreció con la decisión táctica de Díaz de recomponer la línea de cuatro tras la expulsión de Méndez, sacando a un delantero (Menseguez) para que ingresase Alvarado: como resultado, Silvera (que había marcado el segundo gol con un cabezazo impecable) quedó muy solo arriba, y San Lorenzo se resignó a ganar el duelo en su propia área.

Lo perdió, ciertamente porque Andrizzi estaba en posición fuera de juego que ni el línea Rebollo ni el árbitro advirtieron, pero los otros dos goles, los de Villar para el empate, y el cierre de Calderón, resultaron inobjetables. San Lorenzo estaba peleado con la tarde atravesada y se olvidó de jugar. Arsenal, en cambio, volvió a respirar profundamente el aire del Bajo Flores, sintiendo que cada vez que pasa por allí le sonríen los resultados. Acaso, si algún día el Viaducto...

Estadio: San Lorenzo.

Arbitro: Juan Pablo Pompei.

Goles: 14m, A. Torres (SL); 41m, Calderón (A), de penal; 43m, Silvera (SL); 73m, Andrizzi (A); 83m Villar (A); 85m, Calderón (A).

Cambios: 46m, Alvarado (4) por Menseguez (SL); Andrizzi (7) por Yacuzzi y Biagini (5) por San Martín (A); 59m, Voboril (4) por Hirsig; 62m, Villar por Gómez (A); 76m, Acevedo por A. Torres (SL).

Incidencia: 39m, expulsado Méndez (SL).