CONTRATAPA
Peñarol, un club de barrio de Mar del Plata, se consagró campeón de la Liga de las Américas de básquetbol, con el entrenador de la Selección, Sergio Hernández, como conductor. Hay fiesta en La Feliz.
› Por Ariel Greco
La liga de los campeones olímpicos tiene un nuevo motivo de orgullo. Peñarol de Mar del Plata, uno de sus equipos más tradicionales con veinte participaciones, se consagró en la madrugada de ayer en Mexicali como el primer monarca de la Liga de las Américas, el torneo que la FIBA quiere imponer de manera similar a la Copa Libertadores en el fútbol. Además, el entrenador de los marplatenses es Sergio Hernández, el actual técnico de la Selección Argentina, que en agosto viajará a Beijing a defender la medalla dorada. De nada importó la caída 84-79 ante el local Soles, ya que el campeón podía darse el lujo de perder hasta por doce puntos y especuló con esa ventaja. Para festejar el título. Para que Román González y el capitán Sebastián Rodríguez, símbolo del club por estar desde los seis años, se quedaran con las redes del Auditorio de Mexicali.
El triunfo que logró el jueves ante Miami Tropics resultó vital para la conquista en el cuadrangular final. El 94-77 con que superó al conjunto estadounidense con Quincy Wadley como figura se transformó en la llave del título. Luego superó 97-85 a Minas con una memorable tarea de Juan Manuel Locatelli (7-8 triples) y quedó a un paso de la gloria. Y favorecido por las victorias de Miami ante los otros dos adversarios, lo consiguió con una derrota ante Soles, que de ninguna manera opacó el logro. “Si Miami no hubiese ganado, nosotros hubiésemos jugado diferente, hubo balones que los frenábamos cuando podíamos correr, pensando en el reloj”, aclaró Tato Rodríguez.
Ninguno de los hinchas que colmaron en la noche del sábado el gimnasio Américo Gutiérrez en la sede del club, a una cuadra del hospital Materno Infantil, ni los miles que lo siguieron en sus casas, ni el puñadito que llegó a Mexicali, justo en la frontera con Estados Unidos, se podía imaginar semejante conquista hace menos de cuatro años, cuando a principios de abril de 2004, una victoria sobre Libertad en Sunchales le permitía zafar del descenso, en una etapa donde las dificultades económicas dejaban en el pasado las épocas de bonanza de diez años antes, cuando obtuvo su único título de la Liga Nacional.
Sin embargo, con la llegada de Domingo Robles a la presidencia del club de la calle Garay, las finanzas se empezaron a sanear y los resultados empezaron a llegar. La temporada pasada, con Carlos Romano como entrenador, el conjunto Milrayitas obtuvo la Copa Argentina y cayó en la final de la Liga ante Boca, tras una campaña en la que dominó casi de punta a punta.
Y para ésta redobló la apuesta con la llegada del técnico de la Selección: “Algo vamos a ganar”, dijo Hernández en su presentación ante trescientos hinchas, a los que tildó de “locos” por su fanatismo. Siete meses después desataron su locura por las calles de la ciudad y hoy prometen un recibimiento inolvidable para los campeones, con autobomba y visita a la Municipalidad incluida. La palabra del Oveja está cumplida. “Me emociona ver a gente de Peñarol de toda la vida llorando por esto”, remató el DT en la página web especializada www.pickandroll.com.ar
Claro que no todo fue sencillo para este club de barrio, que también supo ser campeón de la Liga Nacional de vóleibol. Su barra brava protagonizó una pelea bochornosa en Monte Hermoso, en la final de la Copa Argentina que perdió ante Regatas de Corrientes, y sufrió el descuento de dos puntos. Además tampoco acertó con los extranjeros y deambulaba en la mitad de tabla de la Liga. E incluso, ya había algunos cuestionamientos hacia Hernández. Sin embargo, como regalo de Papá Noel, llegó el estadounidense Wadley, un jugador que le cambió la cara al equipo. A partir de su liderazgo, Peñarol fue otro. Lo demostró en el cuadrangular inicial del torneo, cuando despachó a Liceo de Chile, a Universo de Brasil y Libertad de Sunchales. Y lo confirmó en la serie de cuartos de final ante Defensor de Montevideo.
Lo cierto es que faltaba lo más importante. Pero con 26 puntos de promedio, Wadley siguió con lo suyo y se llevó el premio al jugador más valioso del torneo. Pero detrás tuvo un equipo que lo respaldó. Rodríguez condujo con acierto y aportó su buen tiro lejano, Locatelli ayudó a todos, Román González impuso su presencia y jerarquía, los suplentes respondieron. “Este es el triunfo de un equipo que siempre creyó en sus fuerzas. No fue nada fácil, pero supimos sacar adelante los tres juegos. Estoy orgulloso de este grupo de jugadores”, sintetizó Hernández. De esa forma, Peñarol construyó su triunfo, el más importante del deporte de conjunto marplatense, de acuerdo con la visión del diario La Capital de aquella ciudad. Por eso, hoy seguirá la fiesta en La Feliz.
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