CONTRATAPA › DIEGO SIMEONE, EL ENTRENADOR DEL CAMPEóN DEL CLAUSURA
Y un día pudo tranquilizarse y disfrutar. Eufórico, casi al borde de las lágrimas, el técnico de River, Diego Simeone, mostró toda su alegría y felicidad una vez concretada su segunda consagración en dos años, y la número 33 a nivel nacional de la historia del club de Núñez. Es que atrás habían quedado la tensión, las críticas, la dura eliminación de la Copa Libertadores y los rumores de internas en el plantel. Ya aliviado, y mucho más luego de escuchar el “Cholo, Cholo...” que bajó por primera vez de la tribuna, que le sacó un suspiro mientras daba la vuelta olímpica, el entrenador, ahora campeón con el equipo de la banda, afirmó que era necesaria la obtención de un título como éste. “Necesitábamos un título así, por las presiones que teníamos y porque nunca bajamos los brazos. Siempre dimos todo y salimos a ganar en cualquier cancha. Me parece que por esa actitud y por poner el pecho como lo pusimos durante todas las fechas, este campeonato es una retribución”, evaluó.
“También es importante porque respondimos a un gran golpe como el de San Lorenzo, en el que tuvimos 10 minutos fatídicos y a pesar de que intentamos todo, quedamos afuera”, sostuvo el entrenador, que reconoció algunas “falencias y falta de juego” en varios partidos del campeonato, pero que también remarcó que su equipo se caracterizó por el “amor propio”. En alusión a las distintas situaciones y estados de ánimo que le tocó vivir en estos seis meses el técnico fue contundente. El ex DT de Estudiantes y Racing estimó que, a su parecer, el momento crucial y más duro en el sinuoso camino hacia el título fue el partido contra Gimnasia de local, donde los hinchas protestaron duramente por el funcionamiento colectivo. “Ese primer partido de local luego de la eliminación de la Copa fue nuestro fondo. Ahí lo tocamos. Porque la gente estaba enojada y, además, debido a que el equipo no encontraba respuestas. El clima no era el mejor, pero por suerte salimos adelante”, consideró el técnico, y reveló que luego de ese momento les había dicho a sus compañeros del cuerpo técnico que estaba seguro de que iban a salir campeones.
Y continuó: “Ese fue un punto de inflexión porque, a partir de ahí, creo que el equipo entendió que había que ir para adelante a pesar de todo lo malo que nos había pasado”. Sin embargo, trató de no emborracharse con tanto goce y le puso una cuota de frialdad a la alegría. “En clubes como River uno siempre está en observación, como en todo equipo importante, por eso hay que seguir mejorando y resolviendo cosas que con el tiempo las vamos a conseguir”, afirmó el entrenador.
Su continuidad también estuvo dentro del itinerario de temas que tocó en conferencia de prensa. El técnico admitió que todavía no tiene nada asegurado, y que debe sentarse a hablar con los dirigentes para arreglar su continuidad. Pero parece más que probable que luego del gran logro de ayer y lejos de los malos de tiempos que se vivían en el club hace exactamente un mes, Simeone continúe sentado en el banco de suplentes que está del lado de la tribuna San Martín.
“En la vida hay que estar callado y esperar. Tenemos un grupo de trabajo muy bueno que tiene una gran capacidad y que es un excelente grupo humano. Creo que es mérito de todos porque aparte éste es un trabajo que se hace en conjunto”, concluyó el entrenador que ayer se sacó de encima todas las tensiones y se dedicó a disfrutar en Aruba, lejos de las presiones, las críticas y la dura eliminación de la Copa Libertadores.
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