Lunes, 16 de enero de 2012 | Hoy
CONTRATAPA › TRES PROPUESTAS LITERARIAS PARA MITIGAR LA FALTA DE FúTBOL
Messi, el chico que siempre llegaba tarde, ¡Academia, carajo! y Ser de River, tres libros futboleros para disfrutar durante las vacaciones y evitarse sin culpa los partidos de pretemporada.
Por Matías Jofré
Mientras el fútbol se encuentra de pretemporada, los hinchas amantes de la lectura cuentan con tres opciones para mitigar esa ausencia. Messi, el chico que siempre llegaba tarde, de Leonardo Faccio; ¡Academia, carajo! Racing campeón en el país del que se vayan todos, de Alejandro Wall; y Ser de River, de Andrés Burgo, son alternativas interesantes para pasar el tiempo y entretenerse, a la espera que se abra un nuevo capítulo de nuestro fútbol.
Messi, el chico que siempre llegaba tarde, de Leonardo Faccio, periodista argentino pero radicado en Barcelona, es fruto de la observación del entorno del crack, y exhibe el círculo íntimo del jugador desde sus primeros pasos en Rosario. La obra, publicada por editorial Debate, tiene el objetivo de “contar lo que no se sabe” del crack del Barcelona. “De Messi creo que se hablaba mucho y se sabe poco. Es un chico capaz de afectar el estado de ánimo de millones de personas, y no noté que desde la prensa se le haya dado esa relevancia. Lo que intenté fue humanizar al ídolo”, explica Faccio sobre por qué decidió no conformarse con ver la parte que todos conocemos de Messi: gambeteando defensores y batiendo redes rivales y records.
En diálogo con Líbero, Faccio cuenta que el tema central de su obra es “el trauma de crecer”, en referencia a los problemas de crecimiento que tuvo Messi, y que lo hicieron recalar en el mejor equipo del mundo. “El déficit de la hormona del crecimiento que padeció Lionel es parte de ese trance, que es complejo de por sí, y más aún tratándose de la vida de un prodigio que necesita sus piernas para expresarse. Todavía siendo un adolescente, Messi vivió el rechazo en su propio país”, relata Faccio que tuvo que esperar nueve meses para lograr una entrevista con el astro del Barcelona, que hace una semana recibió por tercera vez y de forma consecutiva el Balón de Oro de la FIFA que lo distingue como el mejor del planeta. Además, el libro toca aspectos íntimos del jugador. Su círculo familiar, al que Faccio califica de “muy protector”, y sus rutinas diarias. “La siesta, la familia y los amigos. En esas tres cosas gira la vida de Messi”, describe Faccio, al tiempo que indica que el argentino “sin una pelota contrasta con el chico impredecible que vemos dentro de una cancha”. A pesar de que el libro le llevó tres años de confección, Faccio cree que Messi no lo leerá. “A Messi no le gusta leer, y sé que prefiere no verse a sí mismo. Y creo que leer un retrato escrito es una doble provocación”, indicó Faccio.
Ser de River, la obra del periodista Andrés Burgo, se centra en el proceso final de la debacle institucional y deportiva del club de Núñez, que culminó con el tan temido descenso, que ni aún el más pesimista de hincha de River hubiera imaginado. “Lo que me propuse fue hacer un libro sobre el hincha. Vi libros de ídolos, de jugadores, pero vi que faltaba uno de alguien normal, de un hincha de River que va a la cancha”, cuenta Burgo sobre el origen que lo llevó a crear un libro, que estuvo cerca de no editarse. “Estuve un mes decidiendo si lo sacaba o no. Me parecía una traición, porque parecía un libro para hinchas de Boca, porque es un anti–libro, un libro del dolor”, explica Burgo, testigo de lo que nunca pensó que vería alguna vez. Pero Ser de River no es sólo la catarsis de un fanático sino que es también una radiografía precisa de cómo se puso en marcha un engranaje que llevó el desenlace fatídico de River en la segunda categoría del fútbol argentino. “En el libro hago una crónica de los 40 partidos de la temporada en los que River descendió, y ahí sí salgo del papel de periodista y voy contando, en la posición de hincha, cómo River va afectando mi vida”, relata Burgo, que de todas formas admite que el descenso no le pegó como a muchos otros fanáticos. “Pude digerir el descenso mucho mejor que otros hinchas. Era más fuerte el temor a descender que descender en sí mismo. A mí me resultó mucho peor el miedo al fracaso, que el fracaso en sí mismo”, asegura Burgo.
Por último, ¡Academia, carajo!, escrito por el periodista Alejandro Wall, recorre los pormenores del histórico título logrado por el Racing de Reinaldo Merlo, que se consagró aquel 27 de diciembre de 2001 luego de 35 años de sequía, y lo entremezcla con la delicada situación política, social y económica que atravesaba el país, en plena caída de Fernando de la Rúa. “Siempre quise entremezclar ambos sucesos. El desenlace del campeonato de Racing transcurrió cerca del 19, 20 y 21 de diciembre, y yo participé en ambos escenarios con gran intensidad. Había por un lado un país en crisis, y por el otro toda la ilusión del hincha de Racing de volver a gritar campeón”, cuenta Wall sobre la idea que lo llevó a crear esta obra que relata “la crónica de la campaña de Racing a partir de historias de hinchas y jugadores, atravesados por la movilización que sacudió al país en aquellos momentos”.
“Esos días de diciembre los voy contando a través de hinchas de Racing, que también estaban como militantes en la calle. Me encontré con Martín Vitali y Francisco Maciel, símbolos del equipo, que salieron la noche del 19 a cacerolear como todos los argentinos”, relata el periodista que asegura que por esos días de 2001 Racing “fue una cuestión de Estado”, ya que el presidente interino, Ramón Puerta, utilizó el partido Vélez-Racing, que se iba a postergar para febrero, para darle “un aire de normalidad al país”.
A su vez, este imperdible libro, publicado por la editorial Sudamericana, tiene algunas perlas curiosas como las que incluyen a uno de los jueces de línea del partido final ante Vélez y al jefe de la Policía Federal. “Es llamativo que la persona que dice ‘sí, se puede jugar’ con Vélez, es el jefe de la Policía Federal, que fue el mismo que estuvo a cargo de la represión en Plaza de Mayo y 9 de Julio”, cuenta Wall.
“Alberto Barrientos es el asistente que marca el ataque en el gol de Gabriel Loesch-bor, que fue en offside. Por medio de Vitali me entero de que era hincha de Racing. Hablé con él y me cuenta que no sabía si levantar el banderín o no. Le pesa la duda, Racing y la crisis del país. Me dijo que con todo lo que pasaba en el país, no iba a hacerse el héroe y levantar la bandera”, explica Wall, al tiempo que indica en su obra que, “de algún modo, sólo los hinchas de Racing festejaron algo en aquel diciembre de 2001”, y es por eso que el objetivo de su obra es “reivindicar un poco ese festejo, que no fue apañado por la situación del país, pero que sí tuvo algunas sombras”.
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