Lun 30.07.2012
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CONTRATAPA › EL DIPUTADO CONSERVADOR EN LLAMAS Y CONTRA LA CEREMONIA INAUGURAL

Uno al que no le gustó la fiesta

› Por Marcelo Justo

Desde Londres

Ceremonia izquierdista, verdadera basura multicultural, “peor que la de Beijing, capital de un Estado comunista”. Con estos encendidos epítetos el diputado conservador Aidan Burley descalificó en su cuenta de Twitter la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, tan alabada a nivel nacional e internacional, y provocó una furiosa reacción pública y política. El gobierno de David Cameron, que ha esperado la llegada de los Juegos como maná celestial en medio de la recesión, salió rápidamente a distanciarse del diputado.

A Aidan Burley no le gustaron la larga escena con niños saltando en camas de hospital y enfermeras dedicada al estatal Servicio Nacional de Salud (NHS), la aparición de símbolos del CND (una organización que promovía el desarme nuclear durante la Guerra Fría) y, la gota que rebalsó su vaso, tanto rap. “Es extraño que él (Danny Boyle) le haya dado tanta importancia al rap. Me pareció un intento de enfocar nuestra historia con el prisma moderno de nuestro multiculturalismo”, insistió Burley en una entrevista televisiva. Dispuesto a cargarse la ceremonia cultural, señaló que el final tampoco había sido de su agrado. “Es también muy triste que Shami Chakrabarty, de la organización de izquierda Liberty, fuera una de las personas elegidas para portar la bandera de los Juegos”, dijo Burley.

Con un país enorgullecido por una ceremonia que la prensa británica ha descripto como “extraordinaria” y “asombrosa”, Downing Street, el alcalde de Londres, Boris Jonson, y una serie de diputados conservadores se desmarcaron de su colega conservador y alabaron sin reservas la ceremonia inaugural. El laborismo aprovechó la ocasión. “David Cameron debería mostrar un poco de liderazgo y exigir un pedido de disculpas de Aidan Burley. Cameron ha dicho que el Partido Conservador ha cambiado, pero está claro por lo que dijo uno de sus diputados que no ha cambiado mucho”, señaló el diputado laborista Michael Dugher. Cameron asumió el liderazgo de los conservadores en 2005 decidido a que el partido ocupara el centro del espectro político con una imagen más “compasiva” que la de la era thatcherista, movida con la que nunca simpatizó la poderosa derecha partidaria.

Burley es uno de los más excéntricos representantes de esta línea. El año pasado se vio obligado a renunciar a su cargo de asistente ministerial después de asistir a una despedida de solteros que tenía una temática de disfraces nazis. Grotescos errores de este tipo le han permitido a Cameron aislar a este sector –ultranacionalistas y thatcheristas que reivindican a capa y espada el imperio– pintándolo de minoritario y marginal, pero no ha podido borrar la sospecha de que, en realidad, representa una tendencia profunda de los conservadores. En todo caso, está claro que Burley no está solo. Un diputado conservador, Karl McCartney, insinuó en su Twitter que varios están de acuerdo con sus opiniones. “Apertura de ceremonia disfrutable –en su mayor parte– si uno ignora descaradas referencias izquierdistas que muchos no han ignorado”, señaló McCartney en su tweet. En apoyo a esta lectura política de la inauguración, apareció un mensaje del magnate multimediático Rupert Murdoch, que ha quedado vinculado con los conservadores en el escándalo de las escuchas telefónicas. “La inauguración fue sorprendentemente buena, si bien demasiado políticamente correcta”, señaló Murdoch en Twitter.

El multiculturalismo, lo políticamente correcto, el NHS, la BBC y el rap son típicas bestias negras de los conservadores que los responsabilizan de distintos pecados, desde el terrorismo hasta la falta de patriotismo, la desintegración familiar y el aumento del delito. El multiculturalismo en particular ha sido fuente de fuertes debates desde los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres contra el transporte público que dejaron 54 muertos y más de 700 heridos. Según sus críticos, la coexistencia de distintas culturas en el seno de una sociedad (el multiculturalismo) no favoreció la integración de las distintas corrientes inmigratorias de la posguerra al Reino Unido: la peor muestra de este fracaso fue que los cuatro atacantes suicidas de los atentados eran de origen musulmán. Está claro que, para la mayoría de los británicos, vincular la ceremonia inaugural de los Juegos con un perverso “vicio” multicultural es como mínimo una disparatada hipérbole.

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