Lunes, 9 de marzo de 2015 | Hoy
CONTRATAPA
Una victoria, un segundo lugar, la punta del torneo, el cordobés José María López dominó ante el público argentino el arranque 2015 del Mundial de Turismo (WTCC).
Por Pablo Vignone
Desde Termas de Río Hondo
La casa está en orden. La cama en el dormitorio, el inodoro en el baño, los trofeos en la repisa de José María “Pechito” López. Con autoridad, con algo de sentimiento revanchista, con una victoria y un segundo puesto, el campeón mundial de Autos de Turismo (WTCC) se fue de la primera fecha del torneo 2015 como lo que se siente, el líder del campeonato.
La casa está en orden. La de ayer fue para el cordobés su 12ª victoria en el historial del WTCC, pero cuatro de ellas las consiguió en esta pista: una en 2013, el año del despegue; las dos del 2014, la temporada de la consagración, y ésta de 2015, un torneo que promete más asperezas y luchas sin cuartel en el seno del equipo Citroën, para el que corre el argentino y en el que no siempre se siente tan cómodo.
Por eso fue que ayer tuvo que volver a poner la casa en orden. “Me hicieron la psicológica durante el verano, tratando de hacerme creer que este año iban a rendir más”, había deslizado al pasar en la noche del sábado, tras postergar a su compañero y máximo rival, el subcampeón Yvan Muller, en la clasificación. “Los que dijeron que gané mi título gracias a la suerte, como Yvan, tienen que saber que esto es trabajo serio y concentración.”
Hubo toques entre ambos en la partida de la primera carrera (“fue una largada un poquito al límite”, reconoció el argentino) pero desde la tercera curva en adelante, López impuso su ritmo y, aunque Muller aceleró un par de vueltas, el cordobés marcó el record de vuelta y le ganó por 3s170, a 160,079 km/h. “Fue una carrera caliente, la victoria me dio tranquilidad para trabajar mejor la segunda competencia, y haberle dado esa alegría a la gente para mí siempre es muy importante.”
En la segunda carrera largó décimo, pasó séptimo en la primera vuelta, cuarto en la segunda y tercero en la sexta. Quedó atrás de su otro compañero, Sebastien Loeb, en la séptima vuelta, pero sólo hasta allí alcanzó a llegar, así que la jornada terminó con los majestuosos acordes de “La Marsellesa”. “Terminé muy cansado, no podía correrlo, faltando cinco vueltas me resigné”, aceptó. Con esos resultados, López lidera el torneo con 48 puntos, contra 43 de Loeb. Muller quedó con 22. Esta de Argentina fue la primera de 12 fechas y quedan 22 carreras por disputarse.
Pese a haber ganado el título el año pasado, Pechito eligió continuar corriendo con el número 37, el que lo acompaña desde su adolescencia en el automovilismo, antes que el número 1 de rigor. Sus compañeros también tuvieron particulares elecciones.
Acostumbrado al 1 cuando era dueño absoluto del rally, Loeb no tenía inclinación alguna cuando le tocó decidir: sus amigos le aconsejaron el 9, en referencia a la cantidad de títulos mundiales de rally obtenidos. Muller, que en 2014 corrió con el 1 por ser el campeón, debió dejar ese número derrotado por López. Se inclinó por el 69, en homenaje al año de su nacimiento (catorce años antes que su verdugo cordobés), pero los jerarcas de la escuadra le hicieron notar que tal elección podía dar lugar a equívocos..., así que corre con el 68.
El cuarto integrante del equipo, Ma Qing Hua, es el mejor piloto chino del mundo, el único de esa nacionalidad en ganar una carrera por un campeonato del mundo. “Un Fórmula 1 es el coche de carreras más sexy, pero estos autos del WTCC les dan chance a todos los pilotos de pelear por algo”, sugiere. “¿Un piloto chino en F-1? No están listos, se precisan por lo menos cinco años para que maduren.”
La victoria de López les dio a sus mecánicos el segundo gran motivo de alegría del fin de semana. El primero ocurrió el jueves a la noche, cuando José María López (padre) asó tres chivitos y llevó uno y medio hasta los boxes, que se devoraron los franceses.
Es que, cuando se da la buena, hay que aprovecharla. La novia de Pechito López, la francesita Vicky, abrió un puesto de venta productos asociados con la imagen del campeón mundial. Una gorra autografiada costaba 320 pesos, las remeritas se conseguían a 280 pesos y una simple calcomanía, en la módica suma de 30 pesos.
El automovilismo argentino también tuvo participación en la húmeda jornada santiagueña, con la segunda fecha del año del Turismo Nacional, y las victorias de Lucas Mohamed (VW) en la Clase 2, y del imbatible Matías Rossi (Citroën) en la Clase 3, de la que es campeón en ejercicio, tras largar noveno y vencer categóricamente al exlateral de Independiente y la Selección de España, Mariano Pernía. “Una victoria de éstas se da cada 50 carreras, de esas que emocionan profundamente”, apuntó. En Paraná, mientras tanto, Agustín Canapino (Mercedes) ganó la fecha inaugural del TopRace, venciendo a su archirrival Néstor Girolami (Lancer), y Mariano Altuna (Lancer) conquistó la segunda carrera del domingo.
Nada, claro, supera en trascendencia al triunfo de un piloto argentino en un campeonato mundial, aunque el nivel de los rivales no haya crecido desde la última temporada. Para el cordobés eso es lo de menos.
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