El equipo argentino de boxeo ya está concentrado en la Villa Olímpica de Río con la delegación más numerosa desde los siete pugilistas que concurrieron a los Juegos de Sydney 2000. Leandro Blanc (49 kilos), Fernando Martínez (52), Alberto Melián (56), Ignacio Perrín (60), Alberto Palmetta (69) y Yamil Peralta (91) guardan en sus puños una ilusión celeste y blanca que para muchos, también es una quimera: subir al podio y llevarse una de las 39 medallas que el pugilismo repartirá en tierra carioca.

El cordobés Melián y el bonaerense Peralta estuvieron en los Juegos anteriores de Londres 2012. Saben todo lo que hay que entregar en 15 días de intensa competencia. Pero el capitán del equipo, el representante de sus compañeros, el que primero se levanta a la mañana y el que más duro se entrena en el gimnasio es Alberto Palmetta. Un muchacho porteño de 26 años que hace nueve años que se dedica al boxeo. Y que por su estilo ofensivo, desde 2013 viene llamando la atención en el bullicioso ambiente del pugilismo amateur.

“La verdad es que no siento la presión de ganar una medalla. Yo voy a competir y competir implica perder y ganar” dice Palmetta, quien agrega: “Me han criticado por festejar una medalla de bronce en el Panamericano de Toronto en 2015 y yo les digo que vivan mi vida, hagan todos los sacrificios que yo hago para estar donde estoy y después hablamos”. Luego reconoce que “el equipo está muy sólido” después de la concentración que se realizó en Mendoza donde los argentinos se entrenaron y combatieron con el poderoso representativo cubano.

Palmetta se quedó en el umbral de Londres 2014. “Entraban cinco y quedé sexto y a partir de ahí, en estos cuatro años redoblé el esfuerzo e hice todo lo que había que hacer para achicar el margen de error y llegar a Rio”, señala. Pero no le fue sencillo el recorrido. En el Preolímpico que se disputó en marzo pasado en un pabellón de la Sociedad Rural en Palermo, perdió su primera pelea ante el campeón olímpico cubano Roniel Iglesias y recién en su quinto combate en una semana, logró la clasificación ante el guatemalteco Lester Martínez.

“Yo invertí en mi carrera. Al margen del equipo tengo mi propio grupo de trabajo con un médico personal, un nutricionista y una psicóloga deportiva y los cambios se notaron porque desde que subí de 64 a 69 kilos, no paré de tener buenos resultados”, señala Palmetta, que espera llegar a su pico máximo de rendimiento a partir del próximo fin de semana. “Quiero sentirme pleno en la parte psicológica, técnica y física, para disfrutar estos Juegos y que después, venga lo que venga. Ojalá la suerte nos ayude en el sorteo del jueves. Pero la suerte acompaña a los que trabajan” puntualiza.

No es menor el apunte respecto del sorteo. Porque según de qué lado del cuadro caiga, Palmetta (y el resto de los argentinos) podría llegar a pasar de ronda sin siquiera subir al ring montado en el Pabellón 6 de Barra de Tijuca. “El cubano Iglesias que ya me ganó en el Preolímpico, es el gran candidato a repetir la medalla dorada. Luego está el venezolano (Gabriel) Maestre y hay boxeadores fuertes de Kazajistán, Marruecos y Azerbaiján. Yo estoy entre los diez mejores de la categoría y creo que puedo dar el plus para meterme en ese grupo y pelear una medalla”, sostiene el argentino quien no se desvive por pasar pronto al profesionalismo.

“El objetivo inmediato es Río y después veremos. Pero me motivan mucho las competencias de la APB (una de las ramas profesionales de la AIBA, la Asociación Internacional de Boxeo Amateur) porque no elegimos rivales y siempre peleamos contra los mejores. Yo priorizo los deseos y los objetivos antes que el dinero y todo llegará en el tiempo que tiene que llegar”, dice Palmetta, a días de vivir el más excitante desafío de su carrera pugilística.