Igual a sí mismo en lo bueno y en lo malo y a pesar de haber tocado hace rato un techo demasiado bajo, Marcos René Maidana dio en la noche del sábado un paso adelante en procura de llegar a ser campeón mundial de los welter. Sobre el ring del MGM Grand Hotel de Las Vegas y en una velada diferente de la de Martínez-Chávez, el noqueador santafesino venció por nocaut técnico en el 8º round al mexicano Jesús Soto Karass y se perfiló para tener una próxima chance por el título de la Asociación ante el estadounidense Paulie Malignaggi.

Después de buenos tres rounds iniciales en los que se mostró medido y ordenado, Maidana (66,738 kg) se dejó desbordar por su impetuosidad y descontrol. Bloqueado mentalmente porque le pegaba a Soto (66,738 kg) y Soto no se caía, el santafesino empezó a cometer infracciones que le costaron dos puntos de descuento por parte del árbitro Kenny Bayless. Cuando daba la impresión de que la descalificación era inminente, el poder de la pegada del santafesino recompuso la situación. Puso en malas condiciones al mexicano al cierre del 7º round y a los 43 segundos del 8º forzó la detención de la pelea, logrando su 32º triunfo, el 29º antes de límite. Carece de sentido, a esta altura de su carrera, criticar a Maidana porque no es lo que nunca va a ser. Sin más atributos que su potencia pura, el santafesino llegó a ser campeón del mundo. Y así quiere volver a serlo.