Lucas Matthysse noqueó en dos rounds al mexicano Roberto Ortiz, y desde la medianoche del sábado ha quedado otra vez en una posición inmejorable para volver a desafiar al estadounidense Danny García por el título welter junior del Consejo. Sin embargo, no es seguro que ese pleito se lleve a cabo en el primer cuatrimestre de 2015. García considera cada vez más seriamente subir al peso welter para enfrentar a Floyd Mayweather y dejar el campeonato vacante, en cuyo caso Matthysse podría vérselas con otro conocido de los argentinos: el estadounidense Adrien Broner quien, en el combate estelar de la velada realizada en el US Bank Arena de Cincinnati (Ohio), venció por puntos en fallo unánime a su compatriota Emanuel Taylor.

“Quiero a Danny García, que no sea gallina, lo quiero pelear, sea por el título o no porque quiero pelear con él y con todos los mejores”, bravuconeó Matthysse tras su breve tarea sobre el cuadrilátero. Le insumió mucho menos de lo previsto, apenas 5 minutos y 45 segundos, acabar con la resistencia blanda del Massa Ortiz. Y fue la actitud del mexicano la que le quitó a su victoria el lustre que hubiera merecido. El noqueador chubutense derribó a Ortiz en el 2º asalto con un gancho de izquierdo, seco y certero, que le clavó en el hígado con precisión quirúrgica. Y el azteca hizo escaso esfuerzo por permanecer en la pelea y defender su condición de invicto en 32 salidas profesionales.

Ortiz escuchó agazapado la cuenta de protección del árbitro Benji Estévez. Y demoró tanto su recuperación que recién se incorporó luego del noveno segundo. Al no ver indicios claros de continuidad, acertadamente Estévez decretó el out y sacó al mexicano del combate mientras Matthysse no podía creer que todo terminara con tanta rapidez y que su rival se marchara del ring sin grandeza, con el primer golpe más o menos firme que recibió.

El chubutense hizo muy bien su trabajo. Estuvo sobrio y ordenado en el ratito que duró la pelea. Casi sin transpirar anotó su 34º triunfo antes del límite sobre 36 victorias. Y volvió al lugar expectante donde estaba parado exactamente hace un año. Antes de que Danny García le pusiera freno circunstancial a una campaña que, tras la simple victoria del sábado, parece haberse revitalizado.