Desde Mar del Plata

Si un guionista hubiese escrito la película del Super Ocho que se adjudicó Peñarol el sábado ante Libertad, es probable que se la hubiesen rechazado por demasiado perfecta, con el final feliz que todos imaginaban recién resuelto en la última jugada del partido. Y con Andrés Nocioni, el muchachito de la película, con una tapa inolvidable es su última imagen como jugador de Peñarol antes de resolver su futuro en la NBA. “Este título se festeja más que uno de NBA”, aseguró.

El actual bicampeón de la Liga Nacional tenía perdida la final del torneo que había organizado para darse un gustazo: festejar un título con Nocioni en sus filas. Pero la realidad marcaba que perdía por nueve puntos a menos de cinco minutos para el cierre. Y ni Leo Gutiérrez, su héroe habitual, ni su amigo Nocioni, más allá de un triple con falta y aquella tapa del final, fueron los que tomaron la capa para salvar el naufragio. Esta vez fue el pibe Facundo Campazzo, que logró dos robos, metió dos triples y anotó los dos libres finales para revertir la diferencia y llegar al 78-75 decisivo.

“Este es un equipo de hombres, que nunca se da por vencido hasta el final. Lo demostramos al ganar un partido que parecía perdido”, comentó su entrenador Sergio Hernández. Y ése fue el principal mensaje que les mandó al resto de los candidatos de cara a la Liga Nacional. Por más que no jugó bien, siempre mostró su chapa para ganarle por uno a Bahía Estudiantes, por dos a Obras y por tres a Libertad, en partidos que se definieron en la última pelota. Así se regaló una fiesta de película, con un guión por demás edulcorado, pero que sus fanáticos disfrutaron de manera especial.