El goleador de Los Pumas, Nicolás Sánchez, lamentó ayer no haber podido acceder a la final del Mundial de Rugby, que “era el sueño”, pero avisó que el viernes van “a seguir luchando por el tercer puesto” ante los sudafricanos. “La final era el sueño, pero hay que sacar fuerzas de donde no las hay para seguir. No vamos a estar en el partido que queríamos, pero vamos a seguir luchando por el tercer puesto”, resumió emocionado, como todos sus compañeros, el certero jugador albiceleste.

Sánchez cometió un error que se pagó caro en el arranque del partido contra Australia, al dar un mal pase que interceptó Rob Simmons para realizar el primer try. “Ellos empezaron con un ritmo muy alto, ejerciendo mucha presión, y esa intercepción fue un baldazo de agua fría. Faltando diez minutos estuvimos a siete puntos, pero no pudimos aprovechar las ocasiones de try que tuvimos y otro de ellos terminó cerrando el encuentro. Pese a la tristeza, tenemos que ser conscientes de que el equipo murió de pie e irnos con la cabeza en alto”, dijo con miras al próximo partido.

Por su parte, el capitán, Agustín Creevy, expresó que Los Pumas murieron “en la suya, aunque esto todavía no termina”. “Estoy muy orgulloso y muy dolido, porque pensaba que este equipo podía ser campeón del mundo. Este año no se pudo, pero ya vendrán mejores”, auguró. Creevy consideró que “Argentina hizo lo que tenía que hacer, pero ellos tienen el mejor breakdown del mundo y lo aprovecharon”. “Algunos errores marcaron la diferencia, cosas que en una semifinal del mundo se pagan caras. Así y todo, podemos decir que jugamos bien y atacamos hasta el final”, resaltó.

El medio scrum Tomás Cubelli coincidió en que “los primeros veinte minutos condicionaron el resto”, y agregó que “los errores son parte del juego, así como los cambios forzados que hubo que hacer”.

“Nos mantuvimos vivos en el tanteador, pero ellos también lo hicieron en defensa. Creo que tuvimos chances de ganar este partido y llegar a la final. En definitiva, terminamos muertos, dejamos todo y no podemos reprocharnos nada”, subrayó Cubelli.

Asimismo, el pilar Marcos Ayerza valoró sin ocultar su tristeza que Los Pumas hayan “sobrellevado la presión de una Copa del Mundo con un plantel tan joven”. “Hay que estar a este nivel, y todavía queda un largo camino de aprendizaje para Argentina. Ahora tenemos que recargar las pilas porque el viernes queremos jugar nuestro mejor rugby frente a un equipo que estuvo cerca de ganarles a los All Blacks”, agregó.

Por su parte, el ala Lucas González Amorosino admitió que Australia “se encontró fácilmente con dos tries y eso los ayudó”. “En un momento nos pusimos 22-15 y en la cancha se sentía que los teníamos, pero no encontramos el try y ahí estuvo la diferencia”, analizó.

Por su parte, el apertura Marcelo Bosch opinó que faltó “resto” físico para hacer el try en cuestión. “Destaco el convencimiento, que hayamos disfrutado del juego y de estar juntos. Cada uno conoce bien su rol tanto dentro como fuera de la cancha. En líneas generales estamos haciendo un gran Mundial, y aunque hay cosas para corregir creo que seguimos en crecimiento. La final es un sueño que se nos escapa, pero viéndolo en perspectiva, hicimos un gran Mundial y podemos terminarlo todavía mejor”, sentenció. En referencia al partido por el tercer puesto, el centro Juan Martín Hernández recordó que en la última Copa del Mundo les “tocó perder con Sudáfrica y al día siguiente no tenía ganas de jugar, pero que (el partido del próximo viernes) es importante, vale mucho, y es una forma de terminar bien el Mundial”.

En tanto, el ala Juan Fernández Lobbe reconoció: “Se nos hizo difícil y no pudimos quebrarlos por más que lo intentamos. Así terminamos todos, acalambrados, golpeados, pero muriendo por esta camiseta. El privilegio de vestir esta camiseta exige que te rompas la cabeza”, concluyó.