Este Superclásico no es de once contra once. No se juega en el verde césped sino en una cinta de asfalto gris. No pone una pelota en juego sino un podio y, más que transpirar la camiseta, los deportistas que lo dirimirán empaparán un buzo antiflama. Si se concreta en el 2005 el proyecto anunciado en la semana, las dos más grandes pasiones del deporte argentino, el fútbol y el automovilismo, se habrán unido por primera vez, ya que en la nueva versión de la Top-Race, la tercera categoría del deporte motor nacional, participarán equipos de carrera que representen a Boca y a River, con coches y volantes de nivel.
–El concepto del Superclásico en el automovilismo, ¿es central para el nuevo Top-Race que se lanza en el próximo año? –consultó Líbero al presidente de la categoría, el corredor de TC Alejandro Urtubey.
–No, es importante pero no crucial: si Boca y River dejaran de estar, el Top-Race seguirá adelante. Intentamos caminar de la mano del fútbol, y sus dirigentes nos han dado crédito. El fútbol y el automovilismo son dos pasiones argentinas que tienen que ir por el mismo camino, demostrando que son primos hermanos y no enemigos. Vamos a llevar el Superclásico a lugares donde, normalmente, River y Boca no juegan.
La primera incursión de un club de fútbol entre los fierros se disparó cuando Ernesto Bessone –que ayer se consagró campeón 2004 de Top-Race en Olavarría, el último torneo con la vieja generación de vehículos que comenzó a competir en 1997– negoció con Orlando Salvestrini, el hombre fuerte del club de la Ribera en el básquetbol, pero además hombre de confianza de Mauricio Macri en algunos negocios del grupo familiar y encargado del marketing del club.
La negociación causó cierta sorpresa especialmente por el proclamado amor de Bessone por los colores azul y oro: el piloto de Mataderos siempre se dijo hincha de Vélez, equipo con el que incluso dio una vuelta olímpica...
–Otra vez campeón con Ford, la marca de tus amores... ¿Qué representa correr para Boca?
–Yo lo siento como una gran responsabilidad, porque los hinchas de Boca están acostumbrados al éxito –opina Bessone–. Creo que la puesta en escena del Superclásico puede ser clave para la nueva versión de la categoría porque genera una expectativa desusada.
El compañero de equipo de Bessone está por definirse, pero seguramente no será Gustavo Der Ohanessian, un boquense de alma que, enterado de que Bessone “profesaba” su amor por la azul y oro para ser piloto del club, pintó sobre su Fiat de TC 2000 la siguiente leyenda: “Bostero se nace, no se hace”.
Como sin River no había Superclásico posible, los hilos se movieron con celeridad y le tocó a Cocho López, que como ex corredor es un gran hombre de negocios, cerrar trato con el productor Héctor Cavallero, dirigente del club de Núñez. En este caso, la sorpresa no fue tal: Juan María Traverso, el primer piloto del equipo de River, es hincha de la banda desde chico. Pero un hincha muy peculiar...
–¿Cuánto hace que no vas a la cancha? –quiere saber Líbero.
–¡Uhhhh! Hace mucho tiempo. Te digo más: nunca vi un River-Boca en vivo...
–Corriste con muchas marcas a lo largo de tu campaña; ¿qué significa entonces ahora correr para River?
–¿Viste que siempre se dice que la mitad del público va a las carreras para putearme? Bueno, eso que dicen ahora va a ser más verdad que nunca...
Juan Manuel López, el hijo de Cocho y también hincha de River, será el coequiper de Traverso.
La pregunta obvia es cuánto dinero invierten Boca y River para sumergirse en este proyecto, teniendo en cuenta que cada auto de la nueva Top-Race (un prototipo de caños cubierto por una carrocería de fibra, que alberga un motor V6 de 350 HP preparado por Oreste Berta) cuesta 32 mil dólares.La respuesta, obvia también, es cero. “La institución no invertirá fondos en el equipo sino que aportará su nombre, sus colores y su prestigio”, había explicado Salvestrini cuando se firmó el convenio. “Los dirigentes de Top-Race hicieron una propuesta muy interesante y será muy útil para el objetivo de expansión que tiene el club”, apunta Cocho López mientras le coloca a Traverso un escudito de River en el bolsillo de la camisa durante la presentación.
La posibilidad de atraer a aficionados sin demasiado conocimiento o amor por el automovilismo constituiría un formidable golpe mediático, tanto como de marketing, aunque de menor peso para los clubes que para el Top-Race. “Al automovilismo le falta difusión”, señala Urtubey.
River y Boca, Traverso y Bessone, casi parece hasta lógico pensar en que el paralelismo se acentuará con Chevrolet y Ford, el verdadero Superclásico del mundo de los fierros. Pero en la decisión de la marca se quiebra el espejo. “Los clubes no quieren identificarse con ninguna marca en particular”, admite Traverso; él correrá con un coche equipado con la carrocería de un Chevrolet Vectra; pero Bessone no usará un Ford Mondeo, como el que probablemente manejará el campeón 2004 del TC, Omar Martínez, sino un Audi 4.
Cocho sigue vendiendo la idea. “Los hinchas de River tendrán una tribuna exclusiva en cada circuito para ir a ver al equipo...”, y la puerta está abierta para otros clubes. Curiosamente (o no tanto), el próximo club en incorporarse al Top-Race podría ser Arsenal de Sarandí: en la presentación estuvo nada menos que Julio Humberto Grondona, el titular de la AFA, quien aseguró que Arsenal, el club que fundara en 1956, “va a competir, probablemente. De eso se encarga mi yerno”, Genaro Aversa, que hace unos años supo tener un equipo de Turismo Carretera.
Los dirigentes planean hacer la primera carrera el 13 de marzo, con 25 a 28 autos en la pista, incluidos los que animarán el Superclásico fierrero. Con la bendición del mandamás del fútbol argentino, Boca y River salen a la canc... a la pista.