Cuando terminó 2007, estaba decidido a no seguir corriendo en TC. “El año pasado fue muy difícil, llegué a pensar seriamente en irme del TC, menos mal que le hice caso a mi familia y a mis amigos. Apostamos al equipo y aquí estamos”. Aquí, para Gabriel Ponce de León, es el escalón más alto del podio. Menudo cambio: en la primera carrera del año, en Mar de Ajó, fue tercero; en la segunda, en Balcarce, ganó...

“Sé que tengo un auto bárbaro y cuando la herramienta aparece, también lo hace el piloto”, señaló el vencedor, que encabezó un podio de Ford, aunque se las vio negras al comienzo en su lucha con el campeón Christian Ledesma. “Christian aprovechó las cualidades de su auto, traté de retenerlo cuando se me venía, después se retrasó, pero indudablemente eso me tranquilizó bastante.”

Al piloto de Chevrolet lo aquejó, insólitamente, el mismo problema que en la primera carrera del año: se le pinchó la cubierta trasera derecha. Cuando se la cambiaron, volvió retrasado pero con la pista libre como para marcar el record de vuelta, aunque terminó 23º. “El auto funcionó bien siempre. Estábamos en condiciones de pelear el triunfo, siempre anduve a fondo y respondió bien, después vino lo de la goma. Si me hubiera podido mantener en carrera ahí arriba, seguro que le arruinábamos la fiesta a Ford otra vez”, explicó el campeón. El mejor Chevrolet de la carrera terminó siendo su compañero José María “Pechito” López.

“No sé si yo era uno de los candidatos, pero sí estaba muy seguro y confiado de que contaba con un gran auto y no me equivoqué. Estoy feliz, aún no lo puedo creer que hemos ganado esta carrera”, señaló Ponce de León que trepó a la punta del campeonato con la rachita efectiva que acumula desde que el equipo Mar y Sierras para el que corría en 2007 se acopló al Sportteam exiliado del TC 2000.

A Ponce de León no lo pudo correr el primer ganador del año, Guillermo Ortelli (ver aparte), ni el compañero de equipo de éste, Juan Manuel Silva, que lentamente fue perdiendo contacto con el puntero y volvió a quedar segundo, como en Mar de Ajó. “Tenía un gran auto, pero el de Gabriel anduvo un poquito más. Al principio traté de mantener el ritmo que él proponía, pero a medida que pasaban las vueltas se fue alejando –explicó el chaqueño–. Estamos muy cerca de la victoria y nos indica que puede llegar en cualquier momento.”

La emoción de la carrera la puso el entrerriano Omar Martínez, que tardó una decena de vuelta en pasar al joven Jonatan Castellano, perdiendo un tiempo valioso que le impidió acercarse a Silva. “En la final elegimos bien los elementos que aplicamos en el auto, estamos haciendo experiencia. La maniobra con Castellano fue muy linda. Por ahí lo sorprendí. Al final llegué con lo justo.”