Las dunas de Fiambalá amenazan el panorama del Dakar 2010 desde su irrupción en la cuarta etapa, que se disputará mañana, cuando la competencia cruce la Cordillera y arribe a Chile. Por eso, buena parte de los competidores creyó que las primeras etapas de esta edición 2010 serían relativamente benevolentes en el recorrido total... pero se equivocaron. Las lluvias complicaron en exceso el desarrollo de la segunda etapa, disputada ayer entre Córdoba y La Rioja, y provocaron más de una sorpresa. Y eso que el Dakar propiamente dicho, el de Fiambalá, el desierto de Atacama y las dunas del Nihuil, ni siquiera comenzó...

El primer golpe de escena lo protagonizó el español Joan Nani Roma, que había ganado la primera etapa hasta Córdoba. “Esto acaba de empezar, mañana será otro día”, decía el sábado tras su victoria, con palabras casi proféticas. Apenas había recorrido dos kilómetros de los 355 del único tramo especial de la etapa, de largada demorada a causa de la lluvia y multiplicada su dificultad por el barro, cuando el BMW dio dos vueltas y cayó a un barranco. “Perdí adherencia, pero tuve suerte de poder volver al camino”, dijo Roma, que quedó octavo, a casi 12 minutos del nuevo líder, el príncipe qatarí Nasser al Attiyah (VW).

Tres kilómetros más adelante fue el turno del mendocino Orlando Terranova (Mitsubishi), que quería recuperarse de la decepción de la primera etapa cuando el parabrisas roto de su Mitsubishi le hizo perder tiempo y posiciones. Pero muy pronto encontró otra odisea. “Veníamos fuerte y el barro no se veía. Entramos a una curva a la derecha, con mucho barro, se me fue el auto y caímos a un barranco –relató luego el argentino–. El auto dio una vuelta completa y cayó sobre las cuatro ruedas.”

Tras el vuelco, los fanáticos que estaban cerca lo ayudaron a salir de la incómoda posición. “Tuvimos que empujar el auto fuera del barranco –contó Terranova–. Lo revisamos, nos bajamos a cerrar las puertas que se habían abierto y arranqué despacio, para ver si no se había roto nada importante. Cuando vi que me respondía, nos pusimos a ritmo de carrera otra vez. Perdí como ocho minutos en el vuelco...” Terranova avanzó desde la posición 62ª en la etapa, tras el vuelco, a la 11ª posición final. “Aceleramos mucho en el resto de la etapa, pero nos mantuvimos en el ritmo de carrera de los punteros. Descontando los ocho minutos que perdió, fui apenas dos minutos más lento que Al Attiyah, y 45 segundos más lento que Guerlain Chicherit, que fue segundo.” De hecho, Terranova superó en la etapa a dos autos que habían arrancado adelante, el Hummer de Robby Gordon y el BMW del ruso Novitski.

En el mismo tramo, el barro también sorprendió al estadounidense B. J. Baldwin, compañero de equipo de Gordon, protagonista de una anécdota singular. Hasta Navidad, Baldwin no sabía que correría el Dakar: “Me pidieron que participara en el Dakar el día de Navidad, así que todavía no me acostumbré del todo al vehículo. Hace años que no conduzco un motor de este tipo”, había dicho antes de largar en Córdoba el estadounidense, más acostumbrado a las camionetas 4x4 con las que corre en los desiertos de la Baja California. Su Hummer es tracción trasera y patinó en el barro para salirse del camino y también volcar. Baldwin no llegó a La Rioja... Ni siquiera la experiencia permitió prevenir esas alternativas, Jan Lammers es holandés, corrió 41 Grand Prix de Fórmula 1 y ganó las 24 Horas de Le Mans hace más de 20 años. En este Dakar se había anotado con un camión Ginaf fabricado en su país... pero lo volcó y no llegó nunca a Córdoba.