Juan Martín Del Potro dio ayer la sorpresa de estos Juegos Olímpicos. Y es que derrotó al número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, por 7-6 (4), 7-6 (2), y avanzó a los octavos de final. Se saludó en la red con uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte, y mientras lo abrazaba, se le cayeron algunas lágrimas. Su llanto es entendible. Después de un largo tiempo sin jugar, de las lesiones, y las operaciones, el campeón del US Open 2009 concretó una victoria que le da un gran impulso para su sueño olímpico. Cuando logró el bronce en Londres 2012, en el partido por el tercer puesto había vencido al mismo rival que ayer. En Río aspirará al oro. Si logra mantener este nivel, no es utópico pensar que podría integrar otra vez un podio.

El tandilense, que en la mañana había estado atrapado en el ascensor durante cuarenta minutos por un corte de luz y fue rescatado por Los Gladiadores, comenzó el encuentro jugando en un muy buen nivel: su derecha lastimaba como en sus mejores épocas. De hecho, ya en el primer game del partido tuvo oportunidades de quiebre que no pudo capitalizar. La característica de ese primer parcial fue la paridad. Ambos jugadores debieron superar break points en algunos de sus juegos de saque, y todo culminó en un desempate.

Allí, el saque y la agresividad del drive de Del Potro se impusieron sobre la solidez característica del serbio. Una muestra de ese set fue el último punto: con una potente derecha paralela se llevó el tie break por 7-4. En el segundo capítulo, persistió la igualdad. No se sacaron ventajas y nuevamente mantuvieron sus servicios hasta llegar al 6-6. Del Potro sacó a relucir su mejor tenis y se llevó una de las mejores victorias de su carrera. Esas de las que recordará por siempre.

Djokovic abrazó a Delpo y lo felicitó.

“No esperaba este momento. Jugar tan bien como lo hice, y disfrutar del gran clima que había en la cancha. Tenía dudas al principio, pero con el correr del partido, sentí que mi derecha estaba bien y el saque me funcionaba. En los tie breaks arriesgué más y me fue mejor”, dijo luego de su gesta, y agregó: “Quedé exhausto físicamente. El partido fue muy intenso, ya que ninguno de los dos aflojó. Jugué dos horas y media en un nivel que no lo hacía desde hace mucho. Estoy haciendo un gran esfuerzo para volver a jugar al tenis. Y hacerlo de estar manera es algo muy sorprendente”. “Todavía no caigo. Traté de aguantar las lágrimas, pero al final cuando vi a mis amigos y a toda la gente disfrutando de mis tenis, me hizo darme cuenta de que estoy jugando nuevamente”, explicó. “No era favorito. Quería hacer un buen partido y no salir tan temprano de la cancha”, admitió Delpo.

Un dato no menor del historial entre ambos es que cada vez que jugaron representando a sus países, se impuso el argentino: en las semifinales de la Copa Davis 2011, y en los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016. El tandilense tendrá poco tiempo para festejar y recuperarse de la gran batalla que libró, ya que hoy enfrentará al portugués Joao Sousa, en un partido correspondiente a la segunda ronda. Y luego, lo esperará el dobles: allí junto a Máximo González se medirán ante Marc López y Rafael Nadal, quien ayer, en el certamen de singles, se impuso sobre Federico Delbonis por 6-2, 6-1, y terminó con la ilusión de medalla del azuleño.

Informe: Pedro Ruiz de Galarreta.

Djokovic, abatido, en una imagen del final del partido.