Lun 02.02.2004
libero

TENIS › ROGER FEDERER SE CORONO EN EL ABIERTO DE AUSTRALIA

Una pieza de relojería

El tenista suizo venció al ruso Marat Safin en
tres sets y se adjudicó su segundo torneo de Grand
Slam. La historia del nuevo número uno del mundo.

Por Miguel Luengo
Desde Melbourne

La madurez de Roger Federer quedó reflejada en su triunfo en el Abierto de Australia. A diferencia de Wimbledon, cuando no pudo contener las lágrimas tras conquistar su primer Grand Slam, en Melbourne bastó un simple gesto de rodillas, con los brazos abiertos, para expresar su alegría. En la cancha central del All England Club recordó emocionado a su ex entrenador Peter Carter, fallecido en un accidente de automóvil el 1º de agosto del 2002. En la Rod Laver Arena no hubo dedicatoria especial. Saludó profesionalmente y cumplió el trámite como si ganar un torneo grande fuera ya una tarea sencilla para él.
De Londres a Melbourne transcurrieron seis meses. Suficientes para que el jugador de Basilea aumente su leyenda. De Inglaterra a Australia, el suizo ganó de paso la Copa Masters de Houston y remató la tarea convirtiéndose en el jugador 23 que logra el puesto de número uno del mundo. En esos tres torneos especiales, Federer venció en 19 partidos y solamente concedió cuatro sets –uno en Wimbledon, otro en Houston y dos en Melbourne– y ganó 54. En las citas importantes demostró que es el más grande.
Con Martina Hingis retirada, Federer es el orgullo de Suiza. No es extraño que el año pasado recibiera los premios al Mejor Deportista Suizo, y al Suizo del Año, como tampoco que la Asociación Internacional de Escritores de Tenis lo eligiera como Jugador del Año. Y ahora viaja solo y sin entrenador, tras romper con el sueco Peter Lundgren antes de partir de vacaciones al final de año pasado a Isla Mauricio. “Ahí sigo, buscando, como si fuera un soltero”, bromeó sobre la situación. Además de la ausencia de técnico, algo inaudito cuando sólo se cuenta con 22 años, Federer añadió algunas variaciones en su equipo respecto del que mantuvo en Wimbledon. Además de su preparador físico, el suizo Pierre Paganini, con quien trabaja en casa, contrató al fisioterapeuta checo Pavel Kovak, y sigue manteniendo cerca a su novia, la ex tenista suiza de origen eslovaco Miroslava Vavrinec. En Melbourne atrajo a su grupo a su amigo de la infancia Reto Staubli, antiguo compañero en su primer club de Basilea.
Ultimo jugador capaz de ganar en Wimbledon y en Australia al año siguiente después de Pete Sampras en 1994, la sombra de “Pistol Pete” siempre lo perseguirá, no sólo por el enorme parecido en el juego entre ambos, alabado en extremo por John McEnroe, que incluso lo considera “el mayor talento de la historia”, sino porque él mismo se empeña en acercarse al máximo a la frialdad que exhibía el californiano. Federer, precisamente, ya avisó de su tremendo potencial hace tres años cuando derrotó a Pete Sampras en los octavos de final de Wimbledon, cortando su racha de 31 victorias allí. Dos temporadas después levantaba el trofeo en la central, convirtiéndose en el primer suizo que ganaba un Grand Slam.
Allí tomó la decisión de separarse de la poderosa organización IMG a la que dejó, evidentemente, sin una de las joyas más preciadas del circuito, para crear su propia compañía, formada íntegramente por sus familiares y entorno, para que todo quedase en casa. Sus padres, Robert y Lynette (sudafricana), forman la parte directiva. Pierre Paganini, la técnica, y su novia Mirka trabajan en la oficina y se encargan de la coordinación con los medios de comunicación. Como siempre, lleva colgado a su cuello un collar de madera, que compró durante unas vacaciones en Sudáfrica para visitar el país de su madre, y que tiene un significado especial para él, pues asegura que le protege de los ataques de los tiburones.
Federer creció con la imagen de tres grandes campeones en el All England Tennis Club, Sampras, Boris Becker y Stefan Edberg, en su memoria. Tomó su primera raqueta a los tres años, pero el fútbol y el hockey sobre hielo (fue un destacado jugador juvenil en el equipo nacional) lo mantuvieron indeciso hasta prácticamente los 14, cuando se decantó definitivamente por el tenis. Sus primeros pasos los dio en la Federación de Tenis de Suiza, donde lo pasó realmente mal, pero inmediatamente comenzó a ganar torneosjunior, debido en parte a su gran potencia con el servicio y su habilidosa volea.
Marc Rosset, campeón olímpico en Barcelona ‘92, dijo que sería un digno sucesor suyo, y así en 1998 ganó el torneo junior de Wimbledon en individual y dobles, y también alcanzó la final del US Open en esta categoría y las semifinales del Abierto de Australia. Federer cerró su carrera como juvenil al ganar el Orange Bowl, donde derrotó a Guillermo Coria en la final y lógicamente fue el mejor entre los Sub-18 ese año. Ahora ya lo es entre los mayores.

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