Lunes, 19 de noviembre de 2007 | Hoy
TENIS › EL SUIZO GANO EL MASTERS DE SHANGHAI POR CUARTA VEZ EN SU CARRERA
El número uno del mundo apabulló en tres sets al español David Ferrer para quedarse con el último torneo de la temporada y repetir los títulos de 2003, 2004 y el año pasado. Por segunda temporada consecutiva logró superar los ocho millones de dólares en ganancias.
La derrota ante el chileno Fernando González en el comienzo del Masters, sumada a las dos caídas del último mes ante David Nalbandian en Madrid y en París, habían despertado cierta alarma, no tanto por los tropiezos, sino por el protagonista. Es que Roger Federer, el indiscutido número uno del mundo, no acostumbra a perder. Y esa derrota a principios de semana era la novena de la temporada, un número demasiado elevado para sus antecedentes. Sin embargo, el suizo se encargó rápido de despejar cualquier tipo de dudas. Con una facilidad asombrosa, Federer vapuleó 6-2, 6-3, 6-2 al español David Ferrer para adjudicarse su cuarto título del Masters en los últimos cinco años.
Shanghai volvió a ver en su esplendor al mejor jugador del mundo, ese que pelea por un lugar entre los más grandes de la historia. Es que con su triunfo ante Ferrer, Federer consiguió el 53º título de su carrera, una cifra que asombra por la efectividad: lo logró en sólo 70 finales. Además, el encuentro final significó su decimotercera presencia consecutiva en una definición de Masters o de Grand Slam. Otra muestra de su poderío lo marca que este triunfo le permitió también superar por segundo año seguido la barrera de los ocho millones de dólares en ganancias en una misma temporada, un indicador del dominio aplastante del suizo en el circuito.
“Creo que es un año fantástico”, comentó el número uno mundial. “Lo comencé cediendo solamente un set en el Abierto de Australia, y lo termino acá con cuatro bonitas victorias. En medio hubo bastantes buenos recuerdos, como mi primer triunfo en polvo de ladrillo sobre Rafa Nadal”, indicó Federer, que para celebrar su título tuvo que vencer al ruso Nikolai Davydenko, al estadounidense Andy Roddick, a Nadal y a Ferrer.
Ayer, el español, que llegó invicto a la final, amagó con complicarlo apenas unos minutos, cuando tuvo una bola de quiebre en el comienzo del partido. Pero el suizo la levantó con una volea y luego ganó 17 de los 18 siguientes puntos para empezar a sentenciar el partido. “Roger es diferente del resto porque sabe hacer todo. No tiene ningún punto débil. Para mí, es el mejor jugador de la historia. Batirá todos los records”, aseguró Ferrer, que disputó ayer su primera final en un torneo de los grandes. Con ventaja de dos sets, Federer superó con éxito el otro sofocón que le planteó Ferrer, cuando tuvo tres breaks points en el comienzo del último parcial. Pasado el mal momento, el campeón se impuso sin mayores sobresaltos para llevarse el título, como en 2003, 2004 y el año pasado. La única diferencia fue que en aquellas ocasiones lo había obtenido de manera invicta.
Una muestra del respeto que genera Federer en sus rivales lo reflejó ayer Ferrer, con una anécdota que vivió con Nadal antes del partido, luego de que el mallorquín cayera ante el suizo en las semifinales. “Rafa me dijo que lo tenía jodido. Me dijo: ‘Está jugando bien el tipo’”, comentó el español. “Me deseó toda la suerte del mundo y me comentó que Federer estaba jugando bien, que no hace falta que me lo diga, ya vi el partido entre ambos”, declaró Ferrer, que sigue con su terrible racha negativa ante el mejor del mundo: Perdió los ocho partidos que jugaron entre ambos, y apenas pudo rescatar un set este año en Hamburgo.
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