Perdieron, pero dejaron una imagen formidable. La imagen de unión ofrecida por el equipo argentino a lo largo de toda la semana, resumida en el consuelo colectivo a Juan Martín del Potro tras su caída ante Rafael Nadal, es el mejor balance que puede extraerse de la final 2011 de la Copa Davis, que España se adjudicó tras la victoria de Rafael Nadal sobre el tandilense.

Pese a que fue la tercera final perdida en los últimos seis años, esta vez fue distinto, porque el equipo se mostró unido y fuerte en todo momento, a pesar de lo que quisieron graficar en cierto momento los medios españoles, que “chicanearon” en la previa asegurando que la relación interna del plantel era mala e idéntica a la de Mar del Plata. Lo desmintió el apoyo que David Nalbandian le ofreció al derrotado Del Potro apenas consumada la derrota. “Le dije lo que se le dice a un compañero cuando sufre una derrota después de dejar todo”, contó el propio David en la sala de prensa: difundió el apoyo, pero respetó la intimidad del grupo.

La serie estuvo bien planteada, se entrenó con tiempo y se utilizó la táctica correcta, porque Nalbandian hubiese perdido al igual que Mónaco ante Nadal y preservarlo para un hipotético quinto punto fue una decisión acertada. Se perdió porque Rafael Nadal ganó sus últimos 20 partidos en la Davis y, en el balance, porque España fue superior. Pero se perdió dejando una imagen de hidalguía que gratifica.

Del Potro jugó un gran partido a pesar de haber caído ante Nadal, con parciales 1-6, 6-4, 6-1, 7-6 (7-0 en el tie break) tras cuatro horas y ocho minutos de partido.

El tandilense brilló en el primer set con un nivel excepcional. A pesar de ceder su saque en el primer game, pudo quebrar rápidamente el servicio del español y de ahí en más dio una clase de tenis. Jugó casi la perfección: estuvo fino con su saque y su derecha fue mortal para las aspiraciones de Nadal, quien estuvo errático y sin confianza.

Entrado el segundo set, el argentino quebró el saque de su rival en el primer game y sacó 40-0 en el siguiente. Pero fue justo allí cuando el “monstruo” (Nadal) se despertó repentinamente.

El español levantó ese juego que parecía perdido, quebró el saque de Del Potro y el partido comenzó a tomar otro rumbo, fatídico para las esperanzas albicelestes.

Ambos jugadores mantuvieron su saque hasta el décimo game. Allí, Nadal aprovechó errores del tandilense y logró concretar el quiebre para quedarse con el parcial (6-4).

Antes de comenzar el tercer set, Del Potro pidió ir al baño, quizá para refrescar ideas del partido y para enfriar un poco a su rival que ya había pasado su peor momento y mostraba los colmillos como en sus mejores momentos. De todas formas, no tuvo sentido.

El tercer set fue el mejor del número 2 del ranking mundial: manejó los hilos del partido, hizo correr a Del Potro de lado a lado y definió los puntos a su merced.

En el cuarto set, Del Potro levantó mucho su nivel con respecto al anterior y tuvo la oportunidad de llevar el pleito a un quinto set, cuando sacó 5-3 (estaba 2-3 abajo y reaccionó notablemente), pero no pudo.

Luego, estando 5-6 abajo, Del Potro le quebró el saque a Nadal para forzar un tie break que quedará en la anécdota porque el mallorquín sacó a relucir su nivel para llevarse en cero la definición súbita.

Del Potro evidenció el cansancio acumulado de las casi cinco horas disputadas el viernes en el segundo punto de la serie ante David Ferrer y se fue sin poder presentar batalla en un hipotético quinto segmento.

Un nuevo ciclo comenzará en febrero ante Alemania, como visitante. Las versiones del reemplazo de Tito Vázquez por Martín Jaite y Mariano Zabaleta son crecientes.