Figurita repetida. Como no podía ser de otra manera, el español Rafael Nadal, número dos del mundo, derrotó 7-6 (1) y 7-5 a su compatriota David Ferrer (5º) y obtuvo así su séptimo torneo Conde de Godó en Barcelona.

No hubo lugar para sorpresas. Barcelona tiene dueño, y su nombre es Nadal. El mallorquín demostró que sigue varios escalones arriba del resto en polvo de ladrillo y se deshizo de Ferrer en dos horas 40 minutos de juego. Con este triunfo, el ex número uno del planeta conquistó su séptimo título en Barcelona de las últimas ocho ediciones (en 2010, Nadal decidió no participar y el certamen lo ganó su coterráneo Fernando Verdasco), y el número 34 en polvo de ladrillo, que lo deja más cerca de superar los cosechados por el austríaco Thomas Muster (40) y Guillermo Vilas (45).

Ferrer llegaba a la final buscando sacarse la espina. Es que ambos ya habían disputado previamente tres finales en la Ciudad Condal (2008, 2009 y 2011), todas ellas con triunfo del de Palma de Mallorca, por lo que el alicantino partía con el objetivo de dar la sorpresa y cambiar el guión.

Y en el comienzo parecía que Ferrer podría dar el batacazo. Ambos lucían erráticos y se cedían el servicio juego tras juego. Pero fue el de Alicante, quien a través de golpes desde el fondo de la pista, el que empezó a tomar las riendas de la primera manga, en la que tuvo cinco bolas de set. Sin embargo, los nervios le jugaron una mala pasada, y el mallorquín no perdonó. Nadal salvó todas las pelotas de set en contra, y terminó adjudicándose el primer set tras un dominio absoluto en el tie break.

En el segundo parcial, Ferrer no se rindió y trató de oponer resistencia; pero Nadal, que ya había recuperado su mejor nivel, no le dio opción y cerró el encuentro con un 7-5, para cosechar así su segundo torneo seguido de la temporada sin ceder un solo set (la semana pasada logró el Abierto de Montecarlo). “Ha sido un gran partido contra Ferrer. Me ha llevado al límite, tanto físicamente como tenísticamente. Creo que los dos hemos merecido ganar, pero en los momentos más importantes he tenido un poco de fortuna. Lo siento por él, porque se merece ganar aquí más que nadie”, expresó Nadal, quien se retiró satisfecho por lo realizado en el certamen. “Cuando ganas dos torneos importantísimos como Montecarlo y Barcelona sin perder un set sólo puede ser por una razón: que tu tenis está respondiendo”, aseguró el mallorquín.

Sobre su séptimo título en Barcelona, el número dos del ranking ATP aseguró que lograr “semejantes números en esa cancha lo hace aún más especial”. “Jamás pensé que podría lograr todo esto, pero cada triunfo en esta cancha es especial. Este lugar (Real Club Tenis de Barcelona) es el club de toda mi vida, y ganar ante mi gente es lo máximo. Sin el apoyo de la gente nada de esto hubiera sido posible”, señaló. Por su parte, Ferrer se lamentó por la derrota, pero indicó que “cada vez está más cerca” de poder vencer a Nadal. “Lo he intentado todo, pero Rafa es Rafa, y ya sabemos todos lo bueno que es. He perdido contra un grande. He estado más cerca que las últimas veces, y creo que la final sólo se decidió por pequeños detalles”, apuntó el alicantino. Pero para ganarle a Nadal hacen falta más que pequeños detalles. En esta etapa de la temporada, sobre polvo de ladrillo, siempre lo demuestra.