EL EQUIPO DE RUSSO LE GANO 2-0 AL ESTUDIANTES DE BILARDO Y PACHAME
Central, a pesar de la táctica
Los rosarinos arrancaron jugando como cuando los dirigía César Menotti, con Vitamina Sánchez como conductor, y se puso en ventaja aunque la visita se defendía con ocho hombres. En el complemento, Russo hizo de las suyas y sacó a los que mejor jugaban para cuidar la victoria. El segundo gol llegó en tiempo de descuento.
Por Alejo Diz
Desde Rosario
Si bien los ingenios tácticos de cada equipo responden a una escuela que no reconoce al fútbol como espectáculo –Miguel Angel Russo de un lado, Carlos Bilardo del otro, aunque ahora con inmunidad crítica por su rango de manager–, Central se deshizo de todos los prejuicios y defendió su chapa de escolta con una actuación donde la prioridad se la llevó la esencia del juego, dejando a un costado las verdades de vestuario. Bajo la partitura dictada por los pies de Pablo Sánchez, y el olfato voraz de Germán Herrera para pescar el gol, los locales desarticularon todas las fórmulas de Estudiantes con un triunfo que no dejó lugar para las explicaciones de manual. Y, agrandados, los auriazules se aprestan para visitar a Newell’s en una nueva edición del clásico rosarino.
Estudiantes vino a Rosario con la novedad de que Bilardo ya no se sentaba en el banco, pero igualmente daba la charla táctica. Y quizá en ese cambio de rol es que el Narigón se relajó. O bien perdió la fórmula para jugar ante un rival que apostó al buen juego por sobre cualquier receta de pizarrón.
Central se deshizo del rival practicando un juego fluido que corrió por sobre los pies de Sánchez y de Messera. Pero tardó en reclamar su merecida ventaja en el marcador. Porque el celo táctico de Estudiantes lograba imponerse. Cuatro piernas pueden más que dos. Es innegable. Pero alguna vez puede suceder que dos pies habilidosos rompan con toda presunción empírica. Y eso pasó cuando Herrera se hizo de la pelota de espaldas al arco y se burló de toda una defensa al girar el cuerpo y definir desde el piso para superar a Docabo.
Eso sucedió sobre el último minuto del primer tiempo. Antes, Farías dilapidó un contragolpe al definir desviado ante Gaona, y Central había sufrido por no poder resolver ninguno de sus muchos avances, generosos por cantidad de hombres y excelencia de juego.
Estudiantes se fue al descanso sacando la pelota de su arco. En el vestuario, Bilardo seguramente tiró –a pesar de que el técnico en rigor fue Carlos Pachamé– algunos secretos con aires de panacea que envejecieron rápidamente frente al imprevisible juego de los auriazules.
En el segundo tiempo, el fútbol se devaluó por decisión de Russo. Es que el entrenador canalla sacó de la cancha a Sánchez y a Ezequiel González, poniendo ahora el acento en los rigores tácticos. Y ni siquiera bajo esta licencia Estudiantes pudo hacer florecer sus verdades. Porque Gaona sacó un cabezazo de Maggiolo que ingresaba sobre su ángulo izquierdo y luego atesoró todos los centros que surcaron su soberanía aérea, el área chica.
Central se aferró a su ventaja. Pero, a pesar de los recortes de ingenio que sufrió el equipo por decisión del técnico, los rosarinos cerraron su actuación con otro gol: escapó Herrera, habilitó a Barros Schelotto que tiró al arco, y tras rebote en el travesaño la empujó al fondo el ex Gimnasia, Mariano Messera. Sólo para hacer más daño a un rival que en Rosario rompió sus estadísticas. Estudiantes no empató.
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