Por desprecio a la guerra y ansias de paz
El próximo domingo se desarrollará una nueva edición de “La Carrera de, con y por Miguel Sánchez”, único atleta federado desaparecido. Un acontecimiento que crece cada año y que para esta ocasión tendrá la organización de la Dirección de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires y el auspicio de la Secretaría de Deportes de la Nación.
Por Guillermo Blanco
El próximo domingo nadie correrá solo en Buenos Aires. Al flanco de cada hombre o mujer que troten desde el Obelisco a las 10 de la mañana habrá un atleta argentino que los acompañará, con su figura tan invisible como su aliento, para que no se olviden de los 30 mil desaparecidos que sobrevuelan las atormentadas mentes de militares genocidas y cómplices civiles. Miguel Benancio Miguel, tucumano, poeta, ordenanza del Banco Provincia en la Capital, militante de la JP, hincha del Independiente de Bochini y Bertoni y wing veloz en la cuarta de Gimnasia en La Plata, terminó siendo atleta federado, el único en esa condición que pasó a integrar aquella dolorosa lista de cinco dígitos, desde las 3 de la mañana del 8 de enero de 1978.
Fue en su casa de Villa España, en Berazategui, cuando la prepotente frenada de un tenebroso Falcon sin patente y ocupantes sin corazón prenunció un final con llantos desgarrados, despedida materna inconclusa y ese dolor que aún perdura. El centro clandestino El Vesubio, en la avenida Riccheri y el Camino de Cintura, fue su última morada conocida. Bajo su control estaban el entonces general Suárez Mason y el coronel Federico Miniucci, y en la línea descendiente de la hipócrita obediencia debida otro coronel, Pedro Durán Sáenz, el “alemán” Alberto Neudendorf y un tal “francés” que “chupaba” gente en la zona de Berazategui.
Miguel Sánchez regresaba al país luego de participar en Año Nuevo de la San Silvestre, adonde había ido por segunda vez alentado por su profesor, el legendario Osvaldo Suárez, y de otra carrera en Punta del Este. El 6 llegó y el 8 empezó a derrumbarse el mundo de este muchacho que soñaba con un mundo mejor, que dejó su testamento en unos versos que terminan así:
“Para vos, atleta,
que recorriste pueblos y ciudades
uniendo estados con tu andar.
Para vos, atleta,
que despreciás la guerra y ansiás la paz”.
Tres años antes, su foto había sido publicada por El Gráfico luego de la tradicional competencia pedestre Fiestas Mayas, con su orgullosa musculosa número 671 y su sonrisa buena.
Rescatado en el país por el memorioso periodista Ariel Scher y en Roma por el colega italiano Valerio Piccioni, su nombre se instaló en el corazón de los 353 participantes de la llamada Corsa de Miguel, el 9 de enero de 2000. Una de sus nueve hermanos, Elvira, fue quien largó la carrera junto al río Tíber, la misma que el viernes último presentó la prueba del domingo próximo en una eficiente convocatoria a la prensa, junto al subsecretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi –como ella, tuvo un hermano desaparecido– y al director de Deportes porteño, Daniel Bravo –hijo del recordado diputado y maestro Alfredo Bravo, también detenido y torturado durante la última dictadura militar–. En la edición del 2001 fueron 600, en el 2002 la cifra se duplicó, en el 2003 rondó los 3000 (incluido el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra), hasta que, con la organización de la Dirección de Deportes local y el auspicio de la Secretaría de Deportes nacional, este acontecimiento deportivo ha pasado a ser un patrimonio genuino que merece el apoyo de muchos argentinos más en este segundo acto.
Serán 10 kilómetros para los deportistas federados, aunque habrá una “oferta especial” para todo aquel que quiera y pueda cubrir cuatro. Inicio y llegada tendrán como punto de referencia el Obelisco, las inscripciones para la primera de las pruebas se cerrarán el viernes y para los aficionados minutos antes de la largada.
Ya en la edición anterior participaron referentes del deporte autóctono que aceptaron instalar su nombre en este tipo de actos que suelen ser algo esquivos para los acomodaticios de siempre, y aún no se sabe quiénes correrán ahora, según informó Bravo. En el 2003 estuvieron el ilustre ex tenista Guillermo Vilas, Claudio Morresi, la atleta Solange Witteveen, el ex director de Deportes porteño Waldo Kantor, el ex futbolista Juan Carlos Touriño, el ex técnico de la selección argentina de vóleibol Carlos Getzelevich, el basquetbolista Juan Ignacio “Pepe” Sánchez y el ex secretario de Deportes Marcelo Garrafo, entre otros.
La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena, escribió Atahualpa Yupanqui, y el domingo, para que aparezca esa imagen, sólo habrá que participar de la “Carrera de, con y por Miguel”, o imaginarla como una inmensa playa donde puedan encontrarse todos los que desprecian la guerra y ansían la paz.