OPINION
Giménez, sin peso de KO
Por Daniel Guiñazu
El pleito dio vuelta su última página. Y en el record de Diego “Rocky” Giménez quedará como dato estadístico no haber podido noquear nunca a Víctor Hugo Paz en las tres peleas y 28 rounds que estuvieron frente a frente. El cordobés y el salteño volvieron a verse las caras el domingo a la medianoche en el Club de Caza y Pesca de Villa Carlos Paz por tercera vez en un año y medio. Y como en cada una de esas veces, ganó Giménez por puntos sin haber podido derribar jamás a Paz y sin siquiera haber conseguido conmoverlo.
La pelea se armó de apuro. Hasta el martes combatían Fabio “La Mole” Moli y el brasileño George Arias por el título Fedelatin de los pesados. Pero surgieron problemas financieros de último momento para el promotor Santos “Falucho” Laciar y hubo que salir a buscar a Giménez que se puso a punto en apenas tres días y que, por eso, subió al ring con 63 kilos, uno más de los que registró hace tres semanas cuando arrasó a Walter Rodríguez en Montevideo. El excedente se hizo notar en el grosor de su cintura y en cierta fatiga que asomó sobre el final. Por lo demás, el mismo Giménez de siempre tuvo los mismos problemas de siempre ante el mismo Paz de siempre.
Con 104 peleas sobre sus espaldas, Paz (62 kg) es un hábil sobreviviente. Conoce todos los secretos y todas las mañas para mantenerse en pie con decoro. Y esta vez apeló a lo mejor de su repertorio. Caminó el cuadrilátero en retroceso, bloqueó manos con los guantes y los antebrazos, cada tanto lanzó sus contragolpes, y con esa fórmula se sostuvo sin problemas. Tan bien aguantó Paz que con alguno de sus contraataques sacudió a Giménez en los rounds 5º y 9º y llegó a derribarlo en el 10º con una zurda abierta que tuvo más de empellón que de golpe pleno.
Esa defensa permeable que mostró Giménez, la escasa solidez de su mandíbula para resistir las veces que le llegan con justeza fueron lo malo conocido de Giménez. Lo bueno volvió a ser su apuesta reiterada al ataque franco y continuo. Rocky es de los que creen que las peleas se ganan lanzando golpes los tres minutos de cada asalto. Y así va. Tira tanto que, al final, hace negocio con la cantidad aunque las manos no siempre lleguen con precisión.
No pudo noquearlo a Paz porque el salteño es un experto en resistencia. Pero haber ganado por puntos en fallo dividido no le quita ningún mérito a su victoria. Después de su noche negra ante Aldo Ríos, Giménez avanza con pasos cortos pero seguros. La única duda es su quijada: cada vez que alguien le pega allí, un shock eléctrico estremece la promesa hasta tornarla temblorosa, irreconocible.