La propuesta tiene varias virtudes que no pueden dejar de puntualizarse:

1 En condiciones normales, las elecciones presidenciales se llevan a cabo cada cuatro años, como los mundiales.

2Es muy importante, para asegurar la tranquilidad social, alejar el fantasma del estallido, generar la confianza de los inversores, calmar a los mercados, saber ocupar los dos cargos con los individuos indicados.

3La fuerza de los votos otorga una credibilidad, un respaldo, un liderazgo, que son incapaces de generar asambleas legislativas o comités ejecutivos.

Resulta imperioso, en momentos en que las raíces organizacionales de la Argentina requieren urgente oxigenación para asegurar a las generaciones futuras el marco institucional que permita la reconstrucción de la Nación, dar una respuesta en ese sentido. Por eso creemos que, en esta encrucijada nacional en la que el pulso político se consustancia de manera casi absoluta con el devenir deportivo –lo que ha llevado, por ejemplo, al presidente de la Nación a pedir en su programa de radio un triunfo del Seleccionado, deseándolo tanto como un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional–, es imprescindible convocar a una Asamblea Constituyente para reformular la Constitución sancionada en 1994, para que las elecciones presidenciales incluyan, forzosamente, la elección del entrenador de la Selección Argentina.
Las ventajas prácticas ya han sido enumeradas. Las deportivas son obvias: un técnico elegido por el pueblo gozará de un respaldo poco común. La lista de los 23 ya no será lista sábana. Si los candidatos presidenciales podrán ir por afuera de los partidos, los entrenadores también; eso le causaría problemas a Carlos Bilardo, cuyo partido Uno deberá decidir si lo postula para presidente en el 2003 o para técnico de la Selección. Pero todo se puede conversar.
Oyendo el clamor popular, habrá que renovar todos los estamentos dirigenciales: elegir presidente, vice, senadores, diputados, gobernadores, intendentes, concejales, y –último, pero no menos importante– técnico de la Selección.
Pero hay que empezar a trabajar el mes que viene. Por eso, ¡elecciones ya! ¡Qué se vayan todos! Elijamos al técnico. Ahora. Porque, en caso contrario, todo pasa...