CENTRAL ES PUNTERO SOLO, INVICTO Y GOLEADOR
La banda del Flaco te engorda el ojo
Central, con puntaje ideal, ha sumado una docena de goles en los primeros tres partidos. El equipo de Menotti superó a Gimnasia en partido mucho más complicado que lo que indicaría el 5-2. Arrancó perdiendo y a menos de veinte minutos del final estaba 2-2. Volvieron a anotar Ferrari y Delgado, y Pino fue figura.
Por Alejo Diz
Desde Rosario
Con pibes con edad de potrero y responsabilidades grandes, este Central de Menotti entregó ayer una nueva versión de su sano fútbol en tiempos donde se enseña a correr parejo y preciso. El Flaco insiste con su receta atemporal: jugar al fútbol como al fútbol se juega. Así, ayer, los canallas pulverizaron a Gimnasia por goleada, devolvieron al equipo a la punta y les regalaron a sus hinchas –más de 30 mil como testigos y otros innumerables con respaldo moral– una tarde de goles, emociones y fútbol.
Con prestar oídos por un rato en alguna esquina de Arroyito, rápidamente se puede recoger el ánimo de los canallas. Tres partidos jugados y tres ganados; 12 goles en 270 minutos de fútbol y jugadores en gran nivel oficiaron de cortina para hacer humo a la preocupación del promedio. Central es la sensación del torneo. Por lo que gana, indudablemente, pero más por lo que juega. Ayer estuvo Gimnasia en el camino. Y pasó.
En apretada síntesis, Gimnasia encontró un gol a los cinco minutos. Y hasta el tanto en contra de Marcelo Goux, el equipo de Ramacciotti logró ser superior a Central a partir de la movilidad de Lobos.
Con la igualdad, Rosario Central creció en convicción y los dirigidos por Ramacciotti se dejaron llevar por su temor. Pero las diferencias llegaron en el segundo tiempo. Los platenses les regalaron otro gol a los rosarinos cometiéndole una infracción ingenua a Talamonti dentro de área. Y con el tanto de penal logrado por Ferrari, los pibes del Flaco empezaron a marcar diferencias en el marcador. Pino se hizo imparable, el medio auriazul fue impenetrable y su ofensiva contundente. Así, Gimnasia casi no pudo oponer resistencia.
Pero de salida el partido venía mal barajado para los rosarinos, con Vitamina Sánchez sin polenta ofensiva y un rival que encontró un gol en menos tiempo de lo que lleva beberse un té. En ese entorno, los 35 mil canallas –casi la mitad eran canallitas premiados por la voluntad de sus padres en su día– que abordaron el Gigante comprimían la imaginación de los pibes del Flaco. Pero a partir de que Goux cabeceó de emboquillada por arriba de su propio arquero, y sentenció involuntariamente la igualdad, la familia auriazul forzó su unión y se encaminó a una victoria apabullante que empezó a tomar dimensión en el complemento.
u El regalo de los niños. Hubo siete goles, algunos muy curiosos. Veamos. 0-1: centro desde la izquierda de Enría, apareció Pautasso por la derecha para cruzarla y que la empuje Madrid en la línea. Allí, Castellano parecía pasajero de colectivo: quedó firme y con una mano arriba. 1-1: centro de Pino y cabezazo de Goux que aterriza dentro de su propio arco por sobre la cabeza de Olave. 2-1: Talamonti sale del área a buscar la pelota, lo tocan y, de penal, Ferrari definió de derecha cruzado y bajo. 2-2: golazo de Arce con derechazo a la diestra de Castellano desde afuera del área.
Y llegaron los gritos de la victoria. 3-2: desbordó Pino por la izquierda, centro preciso y cabezazo de Mandra ingresando por el punto del penal. 4-2: con Delgado ya en la cancha, un centro de Mandra terminó en los pies de Vitamina, a quien Olave le rechazó su remate cara a cara. Pero en el rebote apareció el Chelito y anotó su tercer gol en su tercer partido como suplente. Y 5-2: otra jugada con variados rebotes y el obsequio final para el Melli Barros Schelotto. Ese fue el decorativo de la tarde para que el propio público sentencie, con su quinto grito, el final del encuentro y el regreso de Rosario Central a la punta. Fue cosa de chicos y canallas.