Lun 19.08.2002
libero

HUBO FIESTA COMPLETA EN EL PARQUE INDEPENDENCIA

Medio Rosario celebra el teorema de Newell’s

Si se golea a Talleres y pierde Central, se alcanza la punta del Apertura: del pizarrón de Zamora a la cancha.

Para pasar el domingo perfecto, ningún sitio ayer como el Parque Independencia, según lo demuestra el siguiente teorema:
- Hipótesis: Newell’s le ganó por goleada a Talleres.
- Tesis: perdió Central, y cayó de la punta del Apertura.
- Demostración: de las dos conclusiones anteriores, se desprende una tercera: Newell’s alcanzó el liderazgo del torneo.
Así que, ¿cómo no celebrar a todo trapo, saboreando incluso la proximidad del clásico, que ya empieza a paralizar a Rosario?
El encuentro fue equilibrado en el comienzo, ya que Talleres sorprendió a Newell’s al plantarse en la mitad de la cancha para jugarle de igual a igual; de hecho, la visita dominó territorialmente el primer cuarto de hora, aunque sin acciones de peligro.
Pero la primera situación de peligro fue de Newell’s, y el local no perdonó: un centro pasado de Manso que Sacripanti bajó para que Rosales la empujara en la línea y marcara la apertura del marcador.
Pese a la desventaja, Talleres no perdió la línea. Basó su buen juego en el trabajo de Lux en la zona de volantes y de Quinteros en el área rival. Justamente fue el ex delantero de Chacarita el que marcó el empate, tras un desborde de Solana por la derecha y posterior centro, que conectó con un preciso cabezazo en el área chica ante el estatismo de Passet.
Newell’s manejaba la pelota a través de Ponzio, aunque la soledad de Manso arriba le quitaba trascendencia al dominio. Sin embargo, antes del entretiempo tuvo dos chances de ponerse en ventaja: Islas se la sacó a Devallis y más tarde Rosales, sin arquero, remató apenas desviado.
Hubo jugo de Zamora en el vestuario, porque Newell’s salió a jugar el complemento con una actitud totalmente distinta. Y ese cambio dio pronto fruto, ya que una jugada por derecha de Vella y Rosales derivó en un centro atrás para que el pibe Sacripanti sólo tuviera que empujarla al gol.
Domizi y Adinolfi mantenían la diferencia con su esfuerzo en el medio, recuperando la pelota, pero Sacripanti se perdía sucesivas chances para aumentar el marcador. Talleres creció a partir del ingreso de La Paglia y estuvo en dos ocasiones al borde del empate con un zurdazo de Quinteros y un disparo apenas alto de Salas.
Pero el local demostró, con un tiro de Adinolfi en el palo, que estaba despierto. Y de esa manera liquidó el encuentro. El 3-1 llegó cuando Manso, tras robar un balón, le dio un preciso pase a Lagorio, aunque hubo foul de Manso a Bressán antes del pase, lo que derivó en la protesta de Islas a Madorrán y su posterior expulsión, obligando a Rimoldi a que ocupara el arco porque su equipo ya había realizado los tres cambios. En el descuento, un derechazo cruzado de Rodas selló el teorema de la felicidad.

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