REAPARECIó JULIO CASSANELLO, EX TITULAR DEL COA E INTENDENTE DURANTE LA DICTADURA
El ex presidente del Comité Olímpico Argentino fue recibido con honores en la asamblea ordinaria de la Organización Deportiva Sudamericana en Montevideo, adonde llegó en calidad de vocal de la entidad. Además, sigue teniendo injerencia en el COA.
› Por Gustavo Veiga
El 22 y 23 de mayo pasados reapareció Julio Cassanello, el ex presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), en una asamblea ordinaria de la Organización Deportiva Sudamericana (Odesur) realizada en Uruguay. Julio César Maglione, el titular del Comité Olímpico local, refiriéndose a él y a otras autoridades presentes, lo recibió así: “Es una inmensa alegría contar con la presencia de dirigentes de tan alto prestigio en Montevideo”. Su participación en un acto oficial acentuó la indignación de quienes habían hecho posible su alejamiento de la presidencia del COA. Son los mismos que jamás olvidarán su paso por la función pública durante la última dictadura militar. Fundamentalmente, el atleta Martín Sharples –lo increpó en una conferencia de prensa antes de los Juegos de Beijing– y militantes de organismos de derechos humanos.
Cassanello hoy es juez de la Sala II de la Cámara Civil y Comercial de Quilmes, el mismo distrito donde había sido intendente del régimen militar entre el 1º de octubre de 1979 y fines de 1982. Por eso lo denunciaron el año pasado en el Juzgado Federal de Daniel Rafecas. La querella lo acusa de ser “coautor material y/o intelectual con condominio de los hechos delictivos cometidos en el partido de Quilmes”, y sospecha de que algo sabría sobre las desapariciones en ese distrito y el descubrimiento de legajos de empleados municipales en el centro clandestino de detención conocido como Pozo de Quilmes. El juez no hizo lugar a un pedido de detención y el expediente fue enviado a La Plata. Pero el dirigente no zafó de las fuertes presiones contra su permanencia en el máximo cargo del COA: el 16 de septiembre de 2008 tuvo que renunciar.
Aunque se alejó de su presidencia, Cassanello conserva el cargo de miembro permanente del Comité Olímpico y viajó a Montevideo como vocal de la Odesur, una entidad deportiva regional que lidera el brasileño Carlos Arthur Nuzman y que fue creada en 1976. Por la presidencia de la Odesur pasó en dos ocasiones el fallecido coronel Antonio Rodríguez, el mentor de Cassanello como dirigente olímpico. Lo que indica cierta continuidad de pensamiento.
Pese a que en el COA tratan de disimular la incómoda presencia de Cassanello en sus filas, e incluso deslizan que ya nada tiene que ver con el Comité, es uno de sus siete miembros permanentes junto a Aída Elena Giménez de Lario, Hernán Ferrari, Fernando Aren, Arturo Canovi, Juan Carlos Pena y Carlos Speroni. A esa categoría llegó gracias a que supera los doce años como integrante de la mesa directiva. Es una atribución que le da el estatuto, pero no su historia como funcionario de la dictadura.
En la asamblea general ordinaria de Odesur en Montevideo, ocupó un lugar en el estrado como lo indica una fotografía publicada en el diario La República. El dirigente no se fue por completo porque siempre está volviendo. En realidad, el COA es como su casa.
Pero eso no es todo. Más allá del protocolo con que lo recibieron en Uruguay y de su repliegue en el COA al grupo de miembros permanentes, Cassanello opera para la continuidad de Alicia Masoni de Morea –su sucesora en la presidencia– en las elecciones que se realizarán en el Comité Olímpico el próximo lunes 15. “El apoya a Morea, aunque no creo que gane. El candidato con más respaldo es Gerardo Werthein, de la Federación Ecuestre y vicepresidente de la empresa Telecom, sponsor oficial de los atletas olímpicos”, le confió a Página/12 una fuente deportiva del más alto nivel.
Después de que se produjera el golpe de Estado en la Argentina, centenares de funcionarios civiles como el ex intendente se encaramaron en distintos puestos. A Cassanello le dio un envión clave su relación con el general Ibérico Saint Jean (hoy con arresto domiciliario por privación ilegal de la libertad y tormentos) y el hecho de que hubiera sido presidente del club Quilmes en 1978, cuando consiguió el único título de Primera División en su historia. Años más tarde, alejado del fútbol porque había dejado de ser directivo en su institución, se recicló en la Confederación Argentina de Taekwondo (CAT) para no perder sus prerrogativas como dirigente.
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