NO SON LAS DE LA METRO SINO LAS REINAS DEL HOCKEY FEMENINO SOBRE CESPED
Son unas Leonas de película
La enorme seguridad de Rognoni, la magia de Aymar, la calidad de Antoniska, la efectividad de García ante el arco, son las cualidades evidentes del equipo argentino, que venció a Holanda en la final por penales y ganó el título mundial por primera vez en la historia.
Por Gabriela Raimondi
1 Es imposible no darle el primer lugar a quien fue la pieza clave fundamental de este equipo, sobre todo durante la final frente a Holanda: Mariela Antoniska, la uno argentina. No sólo atajó de una manera espectacular cuatro penales en la definición sino que, además, fue elemental al sacar dos bochas que podrían haber dado vuelta la historia. Una fue a los cuatro minutos del primer alargue, cuando tapó con su palo totalmente recostada sobre la derecha el primer tiro clásico de arrastrada de Ageeth Boomgaardt luego de un corner corto. La otra fue similar: la holandesa probó su tiro característico, pero esta vez cambió la dirección, la jugó fuertísimo a la izquierda de Antoniska que, si bien amagó a tirarse al otro palo, alcanzó a sacar la bocha con su mano izquierda, despejando todo tipo de peligro.
2Resulta difícil oponer alguna arquera a Antoniska sin mencionar que es la mejor del mundo. Los grandes trabajos de la china Nie Yali y la holandesa Clarinda Sinnigeen podrían semejarse a lo hecho por Antoniska pero, sin dudas, la arquera argentina fue la más destacada del Mundial. Su poca intervención en el juego se debió a la enorme seguridad que brindaron Las Leonas en defensa a través de la dupla Rognoni-Aicega. Sin embargo, esto no minimizó en ningún momento su calidad y firmeza cuando tuvo que dar el presente en cada uno de los avances de sus rivales y los tiros al arco que detuvo sin vacilar.
3Tener a la mejor jugadora del mundo en el equipo es algo que nadie puede obviar. Las rivales de Argentina sabían muy bien que para marcar un gol debían atravesar primero a Cecilia “El Paredón” Rognoni. La jugadora de Ciudad es casi impenetrable para quien se anime a enfrentarla. Un quite sensacional, una confianza indiscutida para salir del fondo de manera impecable, limpia, sin que se le mueva un pelo, como si estuviese jugando un partido de entrenamiento, resultó imprescindible. Por eso llegaron poco los equipos contrarios.
4Fue tan increíble la tranquilidad de Rognoni que nunca titubeó a la hora de despejar peligro. Su fortaleza característica quedó evidenciada una vez más cuando luego de recibir un fuerte rodillazo en la nuca por parte de una holandesa en la final, al minuto volvió a tirarse de cabeza, exponiendo su cuerpo para sacar una clara chance de gol del equipo naranja.
5Las lesiones también fueron contrincantes a lo largo del certamen. La más significativa fue la de Vanina Oneto, que hasta ese momento sólo había jugado ocho minutos del Mundial. Mercedes Margalot recibió un bochazo tremendo en el partido frente a Alemania cuando un tiro se desvió en Rognoni sorprendiendo a la defensora, quien no pudo evitar la fractura de su nariz. Sin embargo, nada hizo que Las Leonas no mostraran su supremacía en el momento de la definición.
6Aquí es donde entra Soledad García, en quien estaban puestas todas las expectativas al ser la reemplazante de Oneto, la goleadora histórica del plantel. La cordobesa superó ampliamente todo tipo de expectativas, convirtió ocho goles y dejó ver que su talento y potencia ofensiva le brindarán un futuro ampliamente titular. De revés, por arriba de la arquera, amagando una y otra vez, frenando y sorprendiendo, por abajo, con o sin marcas, García logró su cometido y, tal como aquel recordado golazo frente a China en Sydney 2000, en este Mundial hizo de las suyas, demostrando su gran calidad y frialdad a la hora de definir no sólo en la conversión sino también en un partido, como el tiro de revés que pasó entre las piernas de la arquera australiana en la semifinal que le dio el triunfo a la Argentina.
7Tener al mando a un técnico como Sergio Vigil aseguraba un planteo ideal según cada rival a enfrentar. Tuvo una excelente visión técnica y táctica, y estudió minuciosamente a cada equipo. Sin abuso de tecnología, pero con gran uso de la razón, Vigil es el creador de este equipo y lainteligencia que funcionó a la perfección trasladándose al campo de juego a través de sus 11 jugadoras.
8El DT argentino supo encarar cada partido con un sistema táctico adecuado según la ocasión. Hizo los recambios que debía para ganar estado físico y llegar de manera impecable a la final, no permitió que Las Leonas perdieran posesión de la bocha, ni que cedieran en ningún momento el poder ofensivo del equipo, ni que jugaran al repliegue, y realizó lo justo y necesario para que sus dirigidas hagan en la cancha lo que tenían que hacer y convertirse así, partido por partido, en las campeonas del mundo.
9Una de las mayores insistencias del plantel nacional estuvo en el juego en equipo pero, por sobre todas las cosas, supo diferenciarse del resto a través de sus individualidades. Logró encontrar un dinamismo fundamental entre el mediocampo y las delanteras que se vio a partir del partido frente a China, en donde la actuación de las volantes Mariana González Oliva y Ayelén Stepnik fue imprescindible al bloquear de manera excelente cada intento de contragolpe chino a través de sus pases cruzados.
10Cada uno de los rivales argentinos intentó ahogar el despliegue de una de las jugadoras clave de Las Leonas. Pero la magia y el talento de Luciana Aymar arrasaron toda ambición de quienes la marcaron. Tanto por derecha como por izquierda, más atrasada o adelantada, la rosarina supo esquivar a quien se le cruzara en su camino. Difícil olvidarse de aquella jugada frente a Escocia, cuando arrancó de mitad de cancha, pasó a tres rivales mientras se abría y adelantaba a su derecha y, al pisar el círculo, sacó un tiro cruzado tremendo mandando la bocha al fondo de la tabla. Su magia para salir jugando en espacios reducidos y su gran poder creativo a la hora de armar un ataque le dieron el rédito esperado y la consagración como mejor jugadora del torneo.