Lunes, 31 de enero de 2011 | Hoy
ENTREVISTA CON EDUARDO GALLARDO, ENTRENADOR DE LA SELECCIóN ARGENTINA
Luego del duodécimo puesto en el Mundial, el técnico argentino hizo un balance de la actuación de su equipo. “Modificamos el pensamiento que se tenía hacia el handball nacional”, dijo el DT.
Con la satisfacción del objetivo cumplido. Así se mostró el entrenador de la selección argentina de handball, Eduardo Gallardo. Su equipo arribó desde Suecia, donde obtuvo el duodécimo puesto en el Mundial y, de esa manera, consiguió su mayor logro en esta competencia. Atrás quedó la 15ª ubicación en Francia 2001, que hasta el momento se erigía como el lugar más valorado. Es que nunca el combinado nacional había superado la primera fase del certamen más importante de esta disciplina. Y tuvo que esperar 10 años para que un plantel plagado de jóvenes diera el salto de calidad que necesitaba el handball argentino. Fue la sorpresa del torneo y así lo sabe su mentor. “El campeonato que hicimos fue la hazaña más importante de este deporte en su historia”, aseguró el DT en diálogo con Líbero.
Hace apenas tres semanas, Argentina viajaba desde París rumbo a Gotemburgo. Un cuadrangular amistoso en Francia servía de preparación para el Mundial que se avecinaba. Allí cayó en sus dos presentaciones: primero ante el local y campeón del mundo, y después frente a Corea de Sur, que iba a ser, pocos días después, el rival del debut mundialista. El panorama no era el mejor de cara a la cita en Suecia. “Hicimos un muy buen trabajo físico y táctico durante la previa, pero los resultados no nos acompañaron en ningún momento. Eso nos tenía que permitir corregir los errores para que después no sea tarde”, analizó Gallardo.
Y la corrección llegó a tiempo. Durante los siguientes 20 días, el equipo albiceleste disputó nueve encuentros. Las estadísticas dirán que el record es negativo, pues ganó tres (Eslovaquia, Suecia y Chile), empató uno (Corea) y perdió los otros cinco (Polonia, Dinamarca, Serbia, Croacia y Alemania), de los cuales los últimos cuatro fueron de forma consecutiva. Aun así, Argentina cumplió su objetivo. “Comenzamos de punto todos los partidos porque pensaban que nos iban a pasar por arriba la mayoría de los rivales y, con el correr de los compromisos, cambiamos esa mirada que nos subestimaba. Ese es el mayor logro. Perdimos mucho, es verdad. Pero modificamos el pensamiento que se tenía hacia el handball nacional”, enfatizó el entrenador.
El razonamiento del técnico es comprensible si se tiene en cuenta que los conjuntos europeos dominan la disciplina y vencieron en todos los mundiales. Pero, en 2011, Argentina se escabulló entre las potencias y logró su pase por primera vez en la historia a la segunda fase de un Mundial. La zona campeonato era algo imposible hace tiempo, y en estos 20 días fue una realidad. “Obtuvimos algo impensado para los demás, pero que nosotros internamente dentro del plantel sabíamos que podíamos conseguir. Estos jugadores crecieron muy rápido y demostraron que le pueden hacer frente a cualquier equipo. Durante el Mundial se observó cómo competimos de igual a igual y estuvimos a un paso de dar varios batacazos”, remarcó.
Quizás el mayor de esos batacazos se dio en la cuarta jornada del Grupo D cuando venció, sin que nadie lo esperara, 27-22 a los dueños de casa. Ya se había insinuado algo en la derrota sólo por un tanto frente a Polonia –-medalla de bronce en el anterior Mundial– y en la victoria 23-18 sobre Eslovaquia, que en ese instante se convertía en el segundo triunfo histórico de Argentina ante un elenco europeo (el anterior fue Croacia en 2003). Pero contra Suecia, las expectativas se superaron. “Fue un momento único e irrepetible. Ganarles a los locales, que son cuatro veces campeones del mundo, es algo inigualable. Ese resultado va a sentar precedente y no tengo dudas de que va a ser el primero de una gran cantidad de logros que están por venir”, se ilusionó Gallardo.
Es que con la meta alcanzada, ahora Argentina buscará saltar más barreras, como es el caso de los Juegos Olímpicos. Londres 2012 está a un paso, y este plantel joven con figuras de peso como el arquero Matías Schulz (con 109 atajadas fue uno de los mejores del torneo), y las promesas que ya comienzan a lucirse en alta competencia como Diego Simonet y Federico Fernández (goleador argentino con 40 tantos), tiene en mente el Panamericano de Guadalajara en octubre próximo, el torneo continental que le entregará sólo al campeón una plaza para Juegos Olímpicos. “El Mundial fue un punto de inflexión que debe servir para tomar impulso. El plantel está lleno de pibes de 21 y 22 años. Hay que darles experiencia. Este camino nos va a llevar a seguir superándonos. La idea es repetir lo conseguido en México para entrar a los Juegos Olímpicos por primera vez en la historia del handball”, apuntó. Ese es el objetivo de ahora en más. Por lo pronto, el Mundial fue prueba superada. Y eso se ve en la satisfacción de Gallardo.
Entrevista: Matías Quercia.
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