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“Para mí son los primeros Juegos Olímpicos, pero viví los otros en tercera persona, porque papá estuvo en cuatro.” No es para ignorar el dato. Facundo Conte puede ser un debutante olímpico, pero no es un inexperto: papá Hugo, medalla de bronce en Seúl 1988, uno de los grandes ídolos de la historia del vóleibol en la Argentina, siempre es un aporte que no se puede despreciar.

“Cuando me designaron para ir a Londres, sólo me dijo: ‘Disfrutalo’. Y eso quiero, disfrutar la Villa, los Juegos, los partidos, los triunfos, porque ojalá no haya derrotas. Mi viejo va como padre, je, je... A veces me pasa que le digo: ‘Callate, papá, vos ya jugaste’. Y los otros me miran como diciendo: ‘¿Cómo le vas a hablar así a Hugo Conte’?”, cuenta con gracia.

“A mí me sirve mucho hablar con papá, pero recién el día posterior al partido. Siempre me encuentra algo para mejorar. ¿Por qué al día siguiente? Porque en caso de una derrota, antes no sé escuchar”, asegura ante Líbero.

Conte forma parte de una joven camada que recupera parte de aquella tradición, con apellidos como el suyo, con historia, como Castellani (Iván es hijo de Daniel), Uriarte (Nicolás es hijo de Jon) o Quiroga (Rodrigo es sobrino de Raúl), y la presencia esencial de Javier Weber, a cargo del equipo. “Sueño con colgarme una medalla, me intriga saber qué se siente –señala Facundo, receptor punta de 1,98 metro–. La única generación que la hizo fue la de mi papá, pero ya pasó mucho tiempo. Este equipo se va a colgar una medalla, quizá ahora, quizá más adelante.”

Quizá en Londres, con la indudable significación que tiene para los deportistas argentinos competir en suelo inglés, una medalla tendría otro sabor, pero Conte la tiene clara: “Lo extradeportivo se queda en la Argentina”. Quizás en Río 2016: Weber ya avisó que allí explotará el potencial de esta camada. “Ojalá. El vóleibol sigue creciendo y, en lo que respecta a la participación olímpica, el Enard cambió mucho las cosas, espero que todo siga mejorando.” Estos chicos ganaron el Preolímpico de Almirante Brown, venciendo con mucha contundencia a Chile, Colombia y Venezuela.

–¿Cómo ves al equipo?

–Faltan tres semanas para el debut, la preparación no está terminada, aunque el equipo está fuerte. Son los primeros Juegos no sólo para mí sino para todos, pese a ser debutantes soñamos con dar lo máximo y después ver adónde llegamos.

–¿Qué es lo máximo en esta circunstancia?

–Poder entrar en las semifinales. Hay muchas chances de que podamos estar entre los ocho mejores. Nos tocó un grupo difícil, pero el objetivo es ése: estar entre los ocho; sería un gran inicio, apuntamos a eso.

–¿Cuáles son los tres mejores atributos del equipo?

–Ataque, defensa y bloqueo. El primer rebote es nuestro fuerte, en bloqueo y defensa andamos muy bien. El problema es que muchas veces no conseguimos mantener el nivel, tenemos altibajos. Necesitamos continuidad para afrontar el torneo, sostener el nivel a lo largo de los partidos.