EMANUEL GINóBILI BáSQUETBOL
Todavía sigue siendo uno de los pilares de los Spurs, pese a una derrota inolvidable.
› Por Ariel Greco
Apenas seis segundos separaron a Emanuel Ginóbili de su cuarto anillo de la NBA. A un mes de cumplir 36 años y luego de una temporada complicada por lesiones recurrentes y muchos partidos sin poder integrar el plantel, el bahiense estuvo a punto de conseguir la gloria de nuevo en aquel inolvidable sexto partido ante Miami, como había hecho diez años antes, en su temporada debut. San Antonio ganaba 93-89 faltando 28 segundos, con dos tiros libres en sus manos. El título ya no se podía escapar. Como en 2003, en 2005 y en 2007, un argentino iba a ser determinante para el campeón de la NBA.
Pero en ese ratito se sucedieron un simple de Manu fallado, un triple posterior de LeBron James, otro libre errado de Leonard, el error táctico del entrenador Gregg Popovich de no mandar a cortar con falta antes del último lanzamiento y el triple genial de Ray Allen –tras un rebote ofensivo de Bosh– que derivó en el tiempo suplementario, para que el juego finalmente quedara en manos de los Heat en la prórroga. Por más que todavía había un séptimo partido y que estuvo muy peleado hasta el último minuto, a Manu y a San Antonio el título se les había escapado en ese increíble cierre del sexto.
No fue una derrota más para el argentino. Durante la serie final tuvo que soportar críticas feroces, sobre todo tras el flojo cuarto partido que disputó. Pero en el quinto, con la confianza de Popovich de colocarlo como titular, resultó la figura del triunfo de los Spurs, con 24 puntos y 10 asistencias. Claro que lejos de molestarse con las publicaciones, afrontó con crudeza la autocrítica. “Antes no me había sentido nunca vulnerable y ahora sí me pasó. Me sentí débil, pero no soy un cagón por eso”, resaltó en una nota con el diario Olé. E incluso admitió que por un momento pensó en el retiro tras aquella caída. Para un competidor nato como Ginóbili, aquella frustración resultó un golpe de nocaut.
Sin embargo, apenas fue un lapsus. El 3 de julio renovó su vínculo por dos años más con su equipo de siempre. Por duodécima vez inició la temporada con San Antonio, con el que a fines de noviembre superó los 900 partidos y con el que marcha tercero en la Conferencia Oeste, con la ilusión intacta de lograr un nuevo título. Sus promedios decayeron un poco en relación con su media histórica, pero con 12 puntos, 4,4 asistencias y 3,7 rebotes todavía sigue siendo uno de los pilares de San Antonio, en busca de hacer olvidar aquellos seis segundos, por ahora inolvidables.
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