Históricamente –y casi uno podría remontarse medio siglo atrás, cuando la selección nacional de rugby realizó su primera gira sudafricana en 1965–, Los Pumas tuvieron la impronta del coraje defensivo. En los últimos tiempos, y casi coincidiendo con la llegada al cuerpo técnico del tucumano Daniel Hourcade, la vocación ofensiva aparecía en casi todos los partidos.

Y contra Tonga, pese a algunos errores de manejo, se mantuvo esa actitud, pero lo que no se repitió, en especial al principio del partido, fue la contundencia defensiva.

Por otra parte no hubo continuidad en la obtención de pelotas limpias para crear desde las formaciones fijas, con algunos notorios errores en los line-outs, y sin el esperable dominio en los scrums.

Pero con el transcurso del partido se fueron corrigiendo errores, y al mejorar el aspecto ofensivo a raíz de la supremacía de Los Pumas en las formaciones espontáneas, además de la puntería de Nicolás Sánchez, y el permanente buscar huecos en la defensa rival por parte de los tres-cuartos argentinos, fueron confirmando la posibilidad cierta de que la selección nacional de rugby acceda una vez más a los cuartos de final de una copa del mundo.