CARLOS TEVEZ, EL JUGADOR QUE LE CAMBIó LA CARA A BOCA
› Por Facundo Martínez
“Quiero salir campeón con Boca y seguir haciendo historia.” Con esas palabras Carlos Tevez sellaba su regreso a Boca después de 11 años de éxitos en el fútbol brasileño, inglés e italiano. El futbolista quería agradecerle de esta manera al club que lo formó y en el que disfrutó sus primeros títulos. Hay quienes cuestionan si futbolísticamente Carlitos estuvo a la altura, sin embargo lo que no admite ninguna discusión es la impronta ganadora que les contagió a sus compañeros, a quienes les habló de sacrificio y del deber que tienen con los hinchas. “Hay que pelear para hacer feliz a la gente, ir mejorando y lograr la mística de seguir ganando partidos”, con esa idea terminó de transformar al buen equipo del Vasco Arruabarrena en un equipo ganador.
El equipo necesitaba un líder como Tevez, sacrificado al máximo, híper profesional y trabajador incansable. Unas dosis de esa estirpe ganadora le alcanzó al plantel para terminar de encaminarse y para, a pesar de los golpes sufridos en el camino, como lo fue la derrota contra San Lorenzo, levantarse y seguir luchando hasta conseguir los dos objetivos conquistados en el segundo semestre: el Torneo de Primera División y la Copa Argentina. Títulos que sumó a los cuatro que había obtenido tras su explosión en Boca, cuando de la mano de Carlos Bianchi ganó un torneo local, la Copa Libertadores y la Intercontinental, todo en el 2003, y luego la Sudamericana 2004, ya con el Chino Benítez como DT.
A su regreso, Tevez se cansó de repetirles a sus compañeros que un jugador no cambia ni gana nada solo, que es el equipo el que puede hacer grandes cosas y ganar campeonatos. Los jugadores lo entendieron y todo se les facilitó. Con Carlitos la delantera engranó, Calleri se convirtió en el goleador que Boca necesitaba y, con 10 goles en la temporada, pegó el salto a Europa. En la lista lo siguió el propio Tevez, con cinco tantos.
Pero el objetivo principal de Tevez aún no se cumplió. Vino a Boca tras la escandalosa eliminación en la Copa Libertadores frente a River, con un equipo que había ganado de punta a punta la zona de Grupos y que luego desbarrancó hasta tocar fondo. Ese es hoy el gran objetivo de Tevez, conducir al equipo a lo más alto del plano internacional. Ese que Tevez conoce mejor que ningún otro jugador xeneize.
Es cierto que con sus llegara no logró que Boca mejorara sustancialmente su juego, pero sí contribuyó y mucho para que los rivales volvieran a respetar a un equipo que parecía sufrir una crisis de identidad importante.
Si a lo hecho en Boca se le suma la final de Champions League que jugó a mediados de 2015 para la Juventus, y la final alcanzada con la Selección en la Copa América, el año que terminó fue para Tevez un año próspero. Seguramente una buena pretemporada, como la que no pudo hacer a mediados del año pasado, le aporten ese plus físico que por momentos, con sus 32 años a cuestas, pareció necesitar en la competencia. De todas manera, si continúa trabajando como lo hizo desde que regresó a Boca, los hinchas xeneizes se podrán ilusionar con más títulos de su mano.
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