FúTBOL › OPINION
Hacia la reconciliación
› Por Adrián De Benedictis
Sólo con un encuentro disputado bajo el mando de José Pekerman, inmediatamente surgen las inevitables comparaciones con el esquema futbolístico que caracterizaba al seleccionado conducido por Marcelo Bielsa. Y si bien el recorrido del ex entrenador de los juveniles recién comienza, de acuerdo con lo que exhibió Argentina el último sábado en el estadio Monumental, hay una distinción que parece quedar clara ya tras esta primera presentación. La idea de Bielsa estuvo siempre relacionada con la verticalidad en los movimientos, es decir, buscar con mucha rapidez el área rival. En este caso, el equipo que venció a Uruguay tuvo como sello principal no acelerar sus acciones e intentar construir su búsqueda ofensiva sin tanto vértigo.
Más allá de que el sistema posicional no varió demasiado, sobre todo desde la Copa América y los Juegos Olímpicos, Pekerman es perseverante con el estilo que lo llevó a obtener tres títulos mundiales Sub-20. Aquellos conjuntos tenían como prioridad la mezcla de muchos jugadores con gran capacidad técnica, quienes desnivelaban con encuentros combinados por distintos sectores de la cancha. Además, también se pudo observar esa “libertad” que se les reclamaba a algunos jugadores, quienes no terminaban de demostrar todo su potencial a causa de la rigidez que les exigía “pertenecer” a un determinado sistema.
Se podrá estar de acuerdo o no con esta nueva iniciativa que parece adquirir el seleccionado, pero está firme la sensación de que el idilio con el público va camino hacia una reconciliación definitiva. En la cancha de River, la gente exteriorizó su aprobación y su respaldo a este renovado proceso, a partir de lo que sabía que podía otorgarle un plantel encabezado por Pekerman.
Si bien los resultados suelen ofrecer el juicio final, los intentos para llegar al éxito se encuentran en el más alto porcentaje de aprobación, después de varios años. Y eso es lo que siempre quedará impregnado como el mejor reflejo de la fidelidad.
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